Evaluación de los intereses y necesidades por estudios de posgrado en estudiantes y profesionales de Trabajo Social del Ecuador

Evaluation of the interests and needs for postgraduate studies in students and professionals of Social Work of Ecuador

Andrea Luna-Echeverría*

Carrera de Trabajo social, Facultad Ciencias Sociales, Artes y Educación, Universidad Técnica de Cotopaxi, Latacunga, Ecuador

https://orcid.org/0009-0007-7650-8010

*andrea.luna9196@utc.edu.ec

Recibido: 2 de febrero de 2023 Aceptado: 11 de abril de 2023

ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN APLICADA

Resumen

Un trabajador social presenta un papel importante y protagónico en el desarrollo humano de las comunidades. Su desempeño abarca tanto en servicios sociales, como educación, salud, vivienda, urbanismo, cooperación para el desarrollo, empleo y justicia. Esto exige al profesional una actualización constante de conocimientos y destrezas en los ámbitos de mejoramiento y calidad de vida. El objetivo de este estudio fue conocer los intereses y las necesidades tanto de estudiantes de Trabajo Social como de profesionales en actualizar y perfeccionar sus conocimientos. De forma específica, se logró evaluar sus intereses en estudios de postgrado y especialmente en maestría en Trabajo Social. Se diseñó un estudio desde un enfoque cuantitativo e investigación de campo, descriptiva y bibliográfica-documental. Participaron 311 estudiantes entre egresados y profesionales que contestaron una encuesta por medio de plataformas digitales. Los resultados indican que la edad con mayor prevalencia osciló entre 19 y 23 años (54,66%), y el género mayormente representado fue el femenino (86%), perteneciendo principalmente a Latacunga (32%). Existió mayor disposición para el desarrollo de estudios de posgrado (87%), prefiriendo una modalidad de estudio híbrido (110), siendo las áreas forenses (67), de salud (65), laboral y ocupacional (55) las de mayor apego. Los resultados evidencian la necesidad del desarrollo de programas de posgrado en el Ecuador enfocados de manera directa en el Trabajo Social, considerando siempre cada una de las necesidades e intereses de los posibles maestrantes.

Palabras clave: estudiantes, intereses, necesidades, profesionales, posgrado, Trabajo Social.

Abstract

A social worker has an important and leading role in the human development of communities. Its performance covers both social services, such as education, health, housing, urban planning, cooperation for development, employment and justice. This requires the professional to constantly update knowledge and skills in the areas of improvement and quality of life. The objective of this study was to know the interests and needs of both social work students and current professionals in updating and perfecting their knowledge. Specifically, evaluate their interests in postgraduate studies and especially in a master's degree in social work. A study was designed from a quantitative

approach and field research, descriptive and bibliographical-documentary. 311 students, graduates and professionals participated who answered a survey through digital platforms. The results indicate that the age with the highest prevalence ranged between 19 and 23 years (54.66%), and the most represented gender was female (86%), belonging mainly to Latacunga (32%). There was a high disposition for the development of postgraduate studies (87%), preferring a hybrid study modality (110), being the forensic (67), health (65), labor and occupational (55) areas the ones with the greatest attachment. This evidenced the need for the development of postgraduate programs in Ecuador focused directly on social work, always considering each of the needs and interests of the future students.

Keywords: students, interests, needs, professionals, postgraduate, social work.

Introducción

La carrera de Trabajo Social atraviesa por un análisis histórico sobre su real función y aporte en la sociedad, donde ha pasado de ser una ayuda fundamentada en la religión o un quehacer humano de solidaridad, a ser un aporte sistematizado (Parola, 2020). Esta reconceptualización inició en el año 1965 donde se implementó un modelo de acción que analizó e intentó cubrir las necesidades de Latinoamérica. De igual manera, se encuentra la Revolución Industrial donde se evidenció escenarios de injusticias, complejos problemas sociales; siendo fundamental la propuesta de especializar y profesionalizar la carrera de Trabajo Social a finales del siglo XIX. Es así que, en las primeras décadas de 1900 cuando cobra importancia con las crisis mundiales que vivía la época (Ramírez, 2004). En base a los sistemas de producción como las guerras mundiales generadas por el sexo masculino, se ha evidenciado que los problemas sociales fueron atendidos y compensados por mujeres. Es decir, que la identidad del Trabajo Social desde un inicio se encuentra marcada por el sexo femenino por su manera de solucionar problemas (Aspeé y González, 2017).

Dentro de Latinoamérica se ha identificado que la formación de trabajadores sociales inicia en el año 1925, donde se generaron escuelas para profesionalizar dicha disciplina con metodologías y técnicas para la intervención social. Se evidencia que esto se debe gracias a que una serie de médicos de Chile pasaron en Francia y Bélgica durante la Segunda Guerra Mundial y aprendieron esta profesión que inicialmente se constituía como una profesión paramédica. (Castañeda y Salamé, 2021) Asimismo la delimitación profesional ha presentado una evolución crítica, donde incluso se ha dado un cambio en la perspectiva del asistencialismo, pues los identificados como “asistentes sociales”, se han posicionado como trabajadores sociales transformadores de procesos políticos- sociales desde escenarios locales, nacionales e internacionales (Laguillo, 2019).

Posteriormente, se encuentra el Congreso Panamericano del Trabajo Social en Chile (1945), donde se impartieron una serie de conocimientos sobre las siguientes temáticas: protección de la infancia y la salud, intercambio de experiencias, asistencia jurídica y apoyo a la humanidad (Seller, 2009). Además, se presentó una serie de recomendaciones sobre los lineamientos para promover el servicio social. Posteriormente, se realizaron seis congresos adicionales hasta 1971, que han tratado de mejorarla aplicación del Trabajo Social en este continente (Malagón y Leal, 2016).

Gracias al desarrollo de estos congresos panamericanos se dio la creación de Escuelas de formación en los siguientes países: Chile (1925), Puerto Rico (1934), Colombia (1936), Argentina (1940), Ecuador (1945), Venezuela (1945) y República Dominicana (1966) (Mellizo y Bautista, 2017). En el Ecuador el Trabajo Social presenta un proceso histórico, alrededor de los años treinta el país atravesó una dura situación económica lo que acarreó inestabilidad a nivel social-político, incluyendo el incremento de las necesidades de la población. Esto obligó a las autoridades a dictar un cursillo de pocos meses a ¨visitadoras sociales¨, para la mejora del funcionamiento de ayudas sociales, las leyes vigentes del Código de menores, entre otros. No obstante, en 1967 gracias a la presión de formalizar la creación de la Escuela del Trabajo Social, la Universidad Central del Ecuador puso en vanguardia la revolución académica (Portugal y Carranco, 2015).

A partir de este momento, se posicionó dentro de la sociedad ecuatoriana esta disciplina según Agudelo, et al., (2021) corresponde a la actividad tanto técnica como organizada sobre las distintas personas, grupos y comunidades enfocada en promover una ayuda y por ende mejorar el funcionamiento social e incrementar el bienestar. Más allá de eventuales diferencias se ha evidenciado que en múltiples países cada una de las universidades cuenta con un perfil profesional similar para la carrera de Trabajo Social, donde se defiende tanto la vida como la libertad de las personas, dignificando a aquel usuario que participa en las acciones ejecutadas, más no con la mirada de ser receptores pasivos de recibir una ayuda (Betancourth, et al., 2020).

Esto ha permitido que la profesión se promocione en tres fases de funcionamiento que va desde lo esencial con competencias para realizar diagnóstico de todo fenómeno socio- cultura, hasta proponer soluciones y potenciar recursos propios del ser humano, para llegar a lo más aplicable con la ejecución de proyectos que disminuyan los índices la desigualdad, las injusticias y sobretodo las crisis humanitarias que emergen desde toda temática (Portugal y Carranco, 2015).

El accionar del Trabajador Social es amplio, que comienza a tener un papel importante y protagónico en el desarrollo humano de las comunidades, tanto en servicios sociales, como en educación, salud, vivienda, urbanismo, cooperación para el desarrollo, empleo y justicia, lo que exige al profesional a dinamizar en los ámbitos de mejoramiento y calidad de vida (Barranco, 2006). De igual forma, se encarga de implementar y garantizar las políticas públicas por medio de la participación ciudadana, es decir, a través del compromiso con el respeto tanto de derechos como libertades individuales. O a su vez,

se trata de un ejecutor de cada una de las políticas sociales que afectan de manera directa a la población (Jácome, 2020). En sí el trabajador social es un actor directo en la gestión para que se cumplan las políticas, que forjen el respeto a los Derechos Humanos y dignifiquen al ciudadano como un sujeto de derecho.

Dentro de organismos o instituciones privadas el trabajador social presenta un método de trabajo relacionado con la reflexión-acción-reflexión, para que se pueda identificar las necesidades propias del gremio y canalicen acciones cooperativas que permitan la transformación de las políticas y programas que rigen su funcionamiento, con el fin común de socioeducar y permitir un empowerment comunitario (Weinmann y Dettano, 2020).

Por otra parte, el avance de la Educación en los diferentes países, incluyendo el desarrollo de las disciplinas profesionales y científicas ha llevado a una necesidad transversal e internacional al surgimiento de posgrados (Magister y Doctorados) que lleven a los profesionales a una especialización acorde a los nuevos avances de la disciplina, así como en la adquisición de nuevas competencias que puedan responder adecuadamente a los nuevos desafíos en los países y dejen de lado conocimientos obsoletos y desactualizados (Maldonado, et al., 2018).

El desarrollo de los posgrados en Latinoamérica se originó en la década de 1950, desde entonces ha surgido un sinnúmero de oferta y demanda para disipar las diferentes realidades que requieren mayor atención y precisión, según Luchilo (2010) se insta abarcar tres líneas, como la sobre oferta de campos de formación de la disciplina, la necesidad de ofertar programas en una distribución geográfica distinta en cada país y por último también apunta a que se han sumado más instituciones públicas y privadas a promover programas de posgrado.

En países como Argentina, Colombia, Chile y México se ha observado grandes cantidades de tiempo en el diseño e implementación de posgrados, incrementado incluso los estudiantes matriculados en este nivel de educación (Presidencia de la Nación-Ministerio de Educación Argentina, 2016; SNIES Colombia, 2016; CNA Chile, 2014; ANUIES México, 2016). Mientras que, en Ecuador se ha evidenciado estadísticas que detallan la existencia de más de 429 programas de posgrado, con una mayor demanda a nivel de maestrías (CES Ecuador, 2017).

Por otra parte, esta diversidad de posgrados se ha incrementado debido a la necesidad de presentar mayores competencias al momento del proceso de reclutamiento en las empresas. Donde el desarrollo del conocimiento y por ende el impacto en la economía y la sociedad han favorecido en el incremento de posgrados a medida que se requiere mayores índices de especialización y por ende una formación con mayor complejidad (Piñero, et al., 2021).

La carrera de Trabajo Social es ofertada en casi todos los países de Latinoamérica, cada uno con su propio perfil en la formación del profesional; particularmente en Ecuador se encuentra regulada por la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (SENESCYT), la profesión de Trabajo Social se oferta en nueve universidades estatales y dos privadas (SENESCYT, 2019).

De igual manera, es importante recordar que la crisis que ha dejado la pandemia del COVID-19, demandará aún más cubrir las necesidades de muchas personas, familias y comunidades. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) (2020) la pobreza se incrementó en 45,4 millones en el 2020, y solo en Latinoamérica se habla del 37,3% de su población, lo que además acarrea casi 18 millones de personas desempleadas. La proyección de problemas en todo ámbito es alarmante y requiere de acciones concretas y eficientes, por cada uno de los actores que están comprometidos con la responsabilidad social.

Si bien es cierto existen organismos gubernamentales e internacionales que accionan con proyectos para bajar el impacto postpandemia, también se requiere de un cambio de mentalidad, de visión del mundo. Según la propuesta de la ODS 18 (Objetivos de Desarrollo Sostenibles) será necesario que la sociedad civil tenga “empatía activa por la vida”, y esto se logrará por medio de la educación. Comprometidos con esta propuesta que mitigue las necesidades sociales, son las universidades las cuáles desde la vinculación con los pueblos, activan sus programas formativos de investigación y profundización de la disciplina a partir de propuesta de posgrado en el área social.

Sin embargo, en el área de Trabajo Social en el Ecuador existen pocos programas de posgrado, donde los profesionales interesados continúan con su desarrollo académico y profesional optando por otras disciplinas o a su vez emigrando a otros países de la región o EEUU o Europa. El desarrollo y planificación del plan 2030 y del Ministerio de Educación del Ecuador establece como una de sus prioridades estimular y apoyar la formación de posgrados para los profesionales ecuatorianos en el país.

A pesar de esto, no se conoce algún estudio acerca de opiniones o intereses de los propios protagonistas (profesionales de trabajado social o futuros profesionales) acerca de iniciar o en que ámbito su perfeccionamiento a nivel de posgrado. Solo se conoce la propuesta de González (2022) quien orienta el perfeccionamiento del Trabajo Social en áreas como: atención a grupos prioritarios como discapacidad, adultos mayor, entre otros; o la igualdad de género para prevenir prácticas machistas, quizá también una propuesta más participativa como la mediación como forma de resolución de conflicto, adquirir conocimientos para dirigir centros de servicios sociales, y por último propone la intervención social especialmente a nivel comunitario o como no la educación social como un espacio para la transformación social.

De esta forma, considerando el nivel de desarrollo educacional del Ecuador, los nuevos desafíos en las problemáticas de la sociedad y los lineamientos a mediano y largo plazo

como país surgió la necesidad de conocer los intereses de los futuros o eventuales alumnos de posgrado en Trabajo Social en caso de diseñarse e implementarse programas de maestría o doctorado en la Especialidad. La pregunta general de investigación fue

¿Cuáles son los intereses y necesidades en estudiantes y profesionales de Trabajo Social en estudios de posgrado? Mientras que, el objetivo de este estudio fue conocer los intereses y las necesidades tanto de estudiantes de Trabajo Social como de actuales profesionales en estudios de posgrado.

Metodología

Para cumplir los objetivos se diseñó un estudio cuantitativo de tipo descriptiva, de campo y bibliográfica documental.

Participantes

Dentro de la presente investigación participaron 311 personas (estudiantes y profesionales de Trabajo Social) que respondieron a la Encuesta. Se invitaron a distintos actores directos del ámbito social, asociaciones gremiales (estudiantes, egresados y profesionales), incluidos interesados en especializarse en Trabajo Social y existió una deserción de 0, por lo que se tomó en cuenta todas las respuestas.

Instrumento

Se elaboró un cuestionario de opinión de acuerdo al objetivo del estudio. Este cuestionario constó de ocho preguntas que abordaron diferentes áreas e intereses por participar en un eventual estudio de posgrado.

Procedimiento

Una vez elaborado el instrumento se procedió a implementar una plataforma en línea para la obtención de las respuestas. El instrumento previamente fue aprobado por la Facultad de Ciencias Sociales, Artes y Educación de la Universidad Técnica de Cotopaxi (UTC).

Se invitó a participar a alumnos de los últimos años de estudios de la carrera de Trabajo Social, de universidades de las provincias de Pichincha, Tungurahua, Cotopaxi; además, se distribuyó la invitación a profesionales mediante plataformas virtuales por medio de link directo a la plataforma que les permitió dar respuesta al cuestionario.

Una vez obtenido los datos, se analizó por medio del programa Excel donde fueron tabulados y representados por medio de gráficos de barra.

Toda participación fue totalmente voluntaria.

Resultados

La muestra final quedó representada por 311 participantes. La edad de los participantes estuvo en un rango desde los 19 a 69 años de edad, con una media de 27,42 y una desviación estándar de 10,34 (tabla 1). El mayor intervalo de edad estuvo en el tramo comprendido entre los 19 y 23 años de edad, con una incidencia del 54,66%.

Con respecto al género, 267 personas pertenecen al femenino lo que equivale a un 86% y 42 al masculino un 13%, solo 02 personas informaron pertenecer a un género fluido correspondiendo a un 1%.

Tabla 1

Rangos de edad de los participantes del estudio

Rango de edad

N

Porcentaje

19-23

170

54,66%

24-30

57

18,33%

31-35

26

8,36%

36-40

16

5,14%

41-mas

42

13,50%

Total

311

100,00%

Con respecto a la ciudad de residencia actual los participantes se agruparon en un 32% de la ciudad de Latacunga (99), un 27% de ciudades de la Sierra (84), 19 % Quito (58), Ambato 14% (44), otras ciudades 8 % (26).

Con respecto a la condición actual como se observa en la figura 1, la mayoría de los participantes corresponden a estudiantes de Trabajo Social seguido de Profesionales ejerciendo de Trabajador/a social.

Figura 1

Condición actual de los participantes del estudio

 

Evaluación del nivel de importancia de cursar un posgrado:

Para identificar el nivel de importancia para el estudio de un eventual programa de posgrado los participantes respondieron a la pregunta: ¿Considera importante que el profesional de Trabajo Social realice estudios de posgrado? Las alternativas de respuestas fueron desde 1 ningún interés hasta 10 máximo interés.

Para evaluar si existían eventuales diferencias entre estudiantes y profesionales por su interés se realizó un análisis de comparación de medias, el cual mostró que no existieron diferencias estadísticamente significativas entra ambos subgrupos t=-1,884 p< 0,060.

De esta forma se analizó la muestra completa. Así, los resultados mostraron que el 87% de los participantes informaron el máximo de interés (271), un 7% marcaron 9 o mucho interés (23 participantes), un 5% marcaron 9 mucho interés (15 participantes) y por último solo 2 personas marcaron otras alternativas.

Disposición a realizar estudios de Postgrados:

Para evaluar esta área los participantes debían responder a la pregunta: ¿Estaría usted de acuerdo en realizar una maestría en Trabajo Social? Los resultados mostraron que 272 personas respondían que sí (87%), no tres personas (01%) y tal vez 36 personas (12%).

Preferencia de modalidad de estudio.

Con respecto a la preferencia por algún tipo de modalidad de estudio en caso de cursar un programa de posgrado, los resultados mostraron una variedad de preferencias, aun así, la mayoría se inclinó por una modalidad híbrida (110), seguida por una opción online (86), semipresencial (83) y en último lugar de preferencia, la modalidad vespertina (32). (Figura 2)

Figura 2

Preferencia de modalidad de estudio para un postgrado

Áreas de interés en especialización:

En cuanto a la preferencia de algún tipo de especialización, se destaca que principalmente los participantes se inclinan por el área Forense (67), Salud (65) y Laboral/Ocupacional

(55). De igual manera, se observó un menor interés por Políticas Públicas y Privadas (14) o comunidades (12) (Figura 3)

Figura 3

Áreas de interés de especialización

Discusión y conclusiones

En la actualidad se ha observado una gran demanda de estudios de posgrado por los actuales y futuros profesionales en todos los países. Es por esto que parece muy importante la identificación de cada uno de los intereses que presentan tanto los estudiantes como los profesionales sobre dicha temática, con el fin de generar un programa de posgrado que respondan fielmente a los intereses y necesidades de los profesionales (Matus, 2002). La especialización se transforma en algo muy importante para los profesionales como para el progreso en el aspecto económico de las empresas, por lo que en la actualidad por medio de un título de cuarto nivel se obtiene mejores competencias a nivel laboral (Araya, et al., 2016).

Los resultados generados dentro de la presente investigación muestran que en primer lugar los estudiantes y profesionales comparten la misma tendencia de respuestas. Esto en primera instancia es muy relevante ya que muestra que la experiencia y el trabajo diario arroja necesidades e intereses que ya son detectados y compartidos por los futuros

profesionales. De igual manera, se sugiere entonces que la exploración de estos factores en estudiantes de último año de Trabajo Social podría ser una buena forma de aproximación y rápida para identificar las principales necesidades (Martínez, 2015). Por otra parte, los resultados muestran un alto interés por realizar estudios de posgrado; evidenciando, además, la necesidad de avanzar en el diseño y puesta en práctica de programas nacionales a nivel de posgrado.

De igual manera, muestra que es muy posible que existan generaciones de profesionales interesados en perfeccionar sus habilidades y competencias y no se encuentren con programas a su alcance, salvo el tener que salir a otros países con todo lo que eso conlleva en cuanto a costos sociales y económicos. Los resultados del presente estudio no hacen otra cosa más que avalar y justificar la metas y objetivos que como país se han establecido, siendo fundamental el diseño y desarrollo de programas de posgrados en el país.

Si los datos encontrados en el presente estudio se generalizan a otras disciplinas y muestras mayores, entregaría sustento empírico para asegurar el éxito de las autoridades del país en educación, que han planteado como políticas el destinar esfuerzos para el desarrollo de programas de posgrados en las universidades ecuatorianas. Como aporte metodológico se encuentra que el método empleado dentro de la presente investigación generó resultados idóneos en la identificación de intereses y necesidades, motivo por el cual puede ser empleado en otras investigaciones que tengan problemáticas similares. De igual manera, aportó con una nueva propuesta realizada sobre la temática planteada.

A manera de conclusión, se conoció que los intereses tanto de estudiantes de Trabajo Social como de actuales profesionales en estudios de posgrado y especialmente en maestría en Trabajo Social. Los participantes presentaron una disposición alta para el desarrollo de estudios de posgrado prefiriendo una modalidad de estudio híbrido, siendo las áreas forenses, de salud, laboral y ocupacional las de mayor apego.

Una perspectiva futura encontrada hace referencia a realizar una investigación a estudiantes de un posgrado en Trabajo Social, con el fin de identificar si el plan académico se encuentra relacionado con sus intereses y necesidades, asimismo de potenciar cualidades y destrezas necesarias para el ejercicio de la profesión en diversos campos.

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