Aceptación social de micromachismos en jóvenes universitarios del Ecuador.
Social agreement about male chauvinism in college students in Ecuador.
Paola Salinas-Aguilar*
Carrera de Trabajo Social, Facultad de Ciencias Sociales, Artes y Educación, Universidad Técnica de Cotopaxi, Latacunga, Ecuador. Universidad Tecnológica Indoamérica, Ambato, Ecuador
https://orcid.org/0000-0001-8748-6979
Johanna Alexandra Reina-Barreto
Carrera de Trabajo Social - Facultad de Ciencias Sociales, Artes y Educación, Universidad Técnica de Cotopaxi, Ecuador
*paola.salinas2386@utc.edu.ec
Recibido: 9 de noviembre de 2022 Aceptado: 23 de enero de 2023
Resumen
Los micromachismos son una manifestación de la violencia de género sin evidencia suficiente en contextos universitarios del Ecuador. Este estudio exploratorio de carácter descriptivo y corte transversal indaga acerca de los micromachismos en jóvenes universitarios de la sierra según el género y compara los hallazgos para dos campus ubicados en las ciudades de Quito y Ambato. Se analizaron cuatro tipos de micromachismos: utilitario, coercitivo, encubierto y de crisis a través de un instrumento de 16 ítems formulado a partir de la revisión teórica y de la escala de micromachismos de Ferrer Pérez et al., (2008). La muestra la conforman 53 estudiantes de las dos ciudades mencionadas. Se realizaron tablas de contingencia con contraste Chi cuadrado y contraste V de Kramer. En los resultados no se encontraron diferencias estadísticamente significativas por género y se registraron altas prevalencias de aceptación de los cuatro tipos de micromachismos tanto en hombres como en mujeres. Toda la muestra aceptó al menos un tipo de micromachismo, siendo el de tipo coercitivo aceptado por unanimidad. Las mujeres de Ambato y los hombres de Quito fueron quienes reportaron mayores niveles de aceptación lo que sugiere la perpetuación de la dominación masculina incorporada al imaginario social en las nuevas generaciones de universitarios del Ecuador. Se plantean posibles líneas de intervención para promover la igualdad de género desde la academia.
Palabras clave: micromachismo, violencia, percepción, universidad, jóvenes.
Abstract
The Micromachismos are a manifestation of gender-based violence without sufficient evidence in university contexts in Ecuador. This descriptive, cross-sectional, exploratory study explores about male chauvinism in young university students in the Ecuadorian sierra according to gender and compares the results for two campuses located in the cities of Quito and Ambato. Four types of male chauvinism were analysed: utilitarian, coercive, undercover and crisis through an instrument with 16 items formulated based on a theoretical review based on Ferrer Pérez et al.'s (2008) scale of micro-masochisms. The sample consisted of 53 students from the two cities referred to before. Chi-square and Kramer's V contrast contingency tables were calculated. The results found no statistically significant differences by gender and high prevalence of acceptance of all four types of male chauvinism in both males and females. The overall sample accepted at least one type of male chauvinism, with the coercive type being unanimously accepted. Women from Ambato and men from Quito reported the highest levels of acceptance, which suggests the perpetuation of male domination incorporated into the social imaginary in new generations of university students in Ecuador. Possible lines of intervention to promote gender equality from the academy are proposed.
Keywords: male chauvinism,violence, perception, university, young people.
Introducción
Las personas construyen percepciones respecto al género basado en experiencias previas: la socialización, la propia historia de vida, la educación y las influencias -directas e indirectas- recibidas desde la infancia, determinan su forma de ver e interpretar el mundo (Morris y Maisto, 2011; Fernández Sedano y Basabe Barañano, 2007). En este sentido, la percepción que del género hace una persona, inicia con la socialización diferenciada que atribuye características actitudinales y comportamentales estereotipadas para lo masculino y lo femenino, que además se caracterizan por ser opuestas entre sí (Lagarde, 1997); e involucra entre otras cuestiones, la interpretación que se hace respecto a las funciones que realiza un hombre y una mujer ubicándoles en determinados roles y en actividades específicas acordes al género asignado.
Tales roles y actividades responderán a la construcción social que crea, recrea, mantiene y perpetúa las diferencias entre lo masculino y lo femenino (Hardy y Jiménez, 2001). El género constituye pues una categoría de análisis y de constante debate, al señalar cómo la construcción social que tradicionalmente ha sido impuesta para unas y otros, perpetúa y legitima diferencias y desigualdades siendo las mujeres quienes asumen una posición de subordinación frente a los hombres (Lagarde, 1997).
Así pues, éstas percepciones se generan mediante factores internos, como las experiencias sensoriales de los cinco sentidos, que junto a los procesos mentales cognitivos, entre ellos: la atención, la memoria, el pensamiento, el lenguaje; también los procesos afectivos como: los sentimientos, emociones y pasiones; finalmente los procesos volitivos, acompañados con factores externos como el ambiente y la cultura. (Morris y Maisto, 2011; Fernández Sedano y Basabe Barañano, 2007). Los dos factores son los pilares que determinarán la interpretación y elaboración de juicios sobre sus decisiones.
Entonces la percepción señala la interpretación sobre las funciones que realiza la mujer y el hombre, ubicando un rol y actividad específica a realizar acorde al género; entendido como la construcción social que crea y mantiene diferencias entre lo femenino y masculino (Hardy y Jiménez, 2001). Es preciso señalar al género como una categoría de análisis y constante debate, pues ha sido una construcción social que tradicionalmente ha sido impuesta marcando diferencias y desigualdades entre el género femenino y masculino (Ramírez Velásquez et al., 2020).
Desde una perspectiva cultural, la desigual carga social impuesta a las mujeres, en cuanto a los deberes y las responsabilidades, además de las prohibiciones y los derechos del hombre y de la mujer que reflejan la subordinación antes mencionada es aceptada y naturalizada en las mismas prácticas culturales que la sociedad históricamente las acepta (Lagarde, 1997). Algunas autoras y autores señalan que tales prácticas promueven un tipo de violencia invisibilizada e introyectada en sus individuos (Garrido-Reina, 2022). En este sentido, varias investigaciones han señalado a los micromachismos como una de las estrategias de consolidación y naturalización de las violencias en las relaciones entre hombres y mujeres, en las creencias colectivas y en las conductas observables (Díaz Guerrero, 2022; Martínez-Jimenez, 2021).
Para el caso del Ecuador, algunas investigaciones han señalado cómo la figura del hombre históricamente ha ostentado el poder y el control sobre la mujer ecuatoriana, valiéndose de una serie de conductas y prácticas sociales encaminadas a justificar y perpetuar tal subordiscriminación (Boira y Mendez, 2016; Guarderas Albuja, 2016); entre éstas, el uso de micromachismos legitimados culturalmente (Reina-Barreto et al., 2021).
La categoría analítica micromachismo -en adelante Mm- surge con el terapeuta argentino Luis Bonino, quien comenzó sus estudios en el año 1990 y centró su atención en aquellos hombres que no se consideraban a sí mismos como machistas dado que no violentaban físicamente o verbalmente a las mujeres. Bonino recoge los aportes de Foucault (Bonino, 1997, 2004) respecto a las micro relaciones de poder en tanto prácticas cotidianas de violencia, camufladas, ignoradas, imperceptibles, indetectables, al límite de la evidencia. Focaliza su atención en las actitudes cotidianas aceptadas socialmente; casi percibidas como irrelevantes pero normalizadas socialmente (Bonino, 1996). El término Mm refiere a las actitudes o comportamientos cotidianos de dominación suave o de bajísima intensidad, sutiles, insidiosos, reiterativos, casi invisibles, casi imperceptibles que los hombres ejecutan permanentemente contra las mujeres, negadas como una forma de abuso o imposición pero que evidencian un tipo de violencia blanda e invisibilizada (Bonino, 2004).
El término Mm se ha popularizado para señalar los gestos machistas que se presentan diariamente en todos los ámbitos: en el hogar, en las relaciones de pareja, en espacios públicos, educativos, laborales, etc., y que suelen estar justificados al no percatarse de su existencia (Villegas, 2016). Los Mm constituyen por tanto, una manifestación más de la violencia de género (Reina-Barreto et al., 2021;Torrabal-Borrego y Garrido-Hernansaiz, 2021) que en la actualidad se continúa transmitiendo intergeneracionalmente (Rodríguez Martín et al., 2020).
Bonino (1995) identificó cuatro tipos de Mm: Utilitarios, coercitivos, encubiertos y de crisis. Los primeros hacen referencia a la utilidad masculina - a utilizar a la mujer- para que ella de manera voluntaria asuma más actividades relacionadas con las labores del hogar y del cuidado y que se entenderían de índole compartida con su pareja (si bien la supuesta voluntad femenina deriva en realidad de la asignación de roles estereotipados incorporados a su identidad de género).
Los Mm coercitivos se valen de la fuerza moral, económica y/o psicológica para intentar doblegar a las mujeres y convencerlas de que ellas no tienen la razón, provocando un sentimiento de culpa, derrota, desconfianza en sí mismas y en sus criterios, disminuyendo su autoestima. Algunas manifestaciones son: la intimidación masculina, el control del dinero femino, usar abusivamente el espacio, por ejemplo mediante posturas corporales, imposición de intimidar, apelación a la superioridad de la lógica masculina, etc.
Por su parte los Mm encubiertos se valen de maniobras de dominio masculino que pasan especialmente desapercibidas, llegando a ser inclusive más efectivas que los Mm coercitivos. Este tipo de conducta busca hacer más dependiente a la mujer de la aprobación masculina (es decir, nuevamente influye la socialización diferenciada de género en su efectividad). Impide o bloquea el pensamiento autónomo femenino y su acción eficaz. Se aprovecha del pensamiento confiado y de la dependencia emocional que se ha generado en la mujer, para llevarla en la dirección que el hombre ha elegido. También ocasiona en la mujer confusión, culpa, dudas, falta de autoestima y autoconfianza.
En cuarto lugar los Mm de crisis se utilizan para restablecer el reparto previo y desigual de poder entre el hombre y la mujer, cuando aumenta el empoderamiento femenino por cambios en la vida de ella, o cuando el hombre cree que pierde poder por cambios laborales o físicos como por ejemplo una discapacidad.
Micromachismos en jóvenes universitarios.
Para el objeto de interés en esta investigación, a saber Mm en jóvenes universitarios, se conoce como un grupo de personas, que han formado su identidad y personalidad, como resultado de la integración de “percepciones cognitivas y actitudes que las personas tienen acerca de sí mismas” (Fernández y Ponce, 2012:79).
Identificando durante esta etapa sus intereses, afinidad, vínculos con otras personas, objetivos para el futuro, además de adquirir nuevas responsabilidades y derechos que muy probablemente las perderán cuando dejen de ser jóvenes (Comas Arnau, 2007). Los jóvenes van independizándose, tomando decisiones por sí solos, escogen amistades, pareja, carreras universitarias, empleo, viajes y dejan de lado esa posible predicción de lo que los padres y educadores esperan, pues los hitos del desarrollo que explican las etapas y cambios físicos, cognitivos (adquisición de conocimiento) de las personas en edades tempranas, repentinamente para esta etapa, se han borrado, han disminuido y han difícultado su comprensión; dejando claro que en esta época buscarán satisfacer a toda costa sus necesidades (Morris y Maisto, 2011).
Ante ello, las evidencias científicas encontradas sugieren que los jóvenes universitarios de la sierra ecuatoriana por el nivel de educación y acceso a fuentes de información más igualitarias, de acuerdo al contexto donde se encuentra presentan diferencias significativas entorno a su aceptación o rechazo.
De esta manera, los estudios han centrado su atención en distintas cuestiones, algunas han comparado la percepción de Mm por ciclo vital (adultos vs. jóvenes), otros analizaron la legitimación cultural de la Violencia de género -VG- como evidencia de los Mm en el imaginario social y otra línea de investigación avanza en la construcción de instrumentos para medir los Mm. Un reciente estudio cualitativo realizado en cuatro ciudades de México con una muestra de 86 estudiantes universitarios (73 mujeres, 12 hombres y una persona no binaria) (Díaz Guerrero, 2022) encontró que los Mm de tipo utilitario fueron los más aceptados por la población estudiada. Este tipo de Mm quedó demostrado a través de la delegación masculina de responsabilidades hacia las mujeres utilizando forzamientos sutiles o “inocentizaciones” (comillas de la autora). Así mismo, encontró evidencias relativas a la encarnación de la naturalización de las microviolencias y unas expectativas desiguales para ejercer actividades entre hombres y mujeres, aun existiendo un acceso igualitario.
Otro estudio cualitativo realizado en la sierra ecuatoriana, en el 2021, reveló que el discurso social perpetuaba la opresión a través de la dominación masculina, sirviéndose de instrumentos -entre ellos se pudieron identificar manifestaciones de micromachismos- que circulaban tanto en el imaginario social como en las prácticas sociales y que se camuflaban en el lenguaje cotidiano o en la inacción social frente a la violencia de género. También reveló como tales instrumentos se encontraban instaurados en los hábitus femeninos de mujeres jóvenes y adultas; y que muchas manifestaciones de violencia como el control social y la coerción pasaron desapercibidas o no fueron identificadas, lo que les hizo invisibles tanto subjetiva como socialmente (Reina-Barreto et al., 2021).
Otros estudios sugirieron hallazgos en una línea distinta en las nuevas generaciones. La investigación de García Campaña et al., (2018), realizado en Madrid España con con 14 adolescentes y jóvenes (un grupo con siete mujeres y otro con siete hombres) mostraron que la opinión mayoritaria estuvo a favor de la corresponsabilidad en el reparto equitativo de las tareas domésticas; así como la identificación de la introducción y normalización de Mm a través de la televisión, la publicidad o los juguetes sexualizados. Esta investigación concluyó que la población estudiada identificaba el machismo y estaba concienciada a producir un cambio hacia una sociedad más igualitaria.
En otra línea investigativa, se ha encontrado la construcción de una escala sobre los Mm aplicada en Madrid y Guadalajara (España) vía online (Torralba-Borrego y Garrido-Hernansaiz, 2021), con una muestra de 175 personas (61% mujeres y 39% hombres; 59% estudiantes de ciencias sociales y 41% adultos). Dicho estudio reveló que la edad y el género fueron los factores que influyeron en la aceptación y/o justificación de comportamientos micromachistas. Fueron los hombres adultos, con más frecuencia que los jóvenes, quienes presentaron actitudes micromachistas, así como una mayor probabilidad de ejecutar estas actitudes respecto de las mujeres y de los hombres jóvenes.
En la misma línea y también en España, otro estudio cuantitativo realizado con una muestra de 1351 personas mayores de edad (51.2% mujeres y 48.8% hombres) (Ferrer Pérez et al., 2008) construyó y validó la escala de micromachismos emergiendo diferencias significativas por género en sus resultados. Si bien la mayoría de la muestra consideró que ninguno de los Mm era aceptable, el nivel de rechazo fue sustancialmente menor al analizar los ítems por separado y que, a mayor edad, mayor fue la aceptación de los Mm. Los factores más importantes en mujeres fueron: invasión de espacios físicos y simbólicos, generación de inseguridad y temor, relegación al rol femenino tradicional, realización de maniobras de control y realización de maniobras de infravaloración, mientras que en la muestra de hombres únicamente emergió el factor relegación al rol femenino tradicional.
Los resultados con población universitaria en Ecuador sugieren una mayor aceptación de los discursos Mm. En la investigación cualitativa de Freire et al., (2017), realizada con 30 universitarios (10 hombres y 20 mujeres) de diferentes carreras de tres universidades privadas de Quito, se logró evidenciar microviolencias actitudinales en el lenguaje verbal y no verbal de hombres hacia mujeres mientras debatían el tema de género. Los hombres asumieron una postura más enérgica para hablar mientras que las mujeres fueron menos determinantes, menos eufóricas aunque manifestaron su rechazo al machismo. Aún así el discurso de ambos expresaba que en los tiempos actuales ya no existen evidentes comportamientos machistas en la juventud. Para las autoras, estos resultados sugieren dos interpretaciones: la primera, que existe una apropiación del discurso dominante en lo cual lo masculino necesita sentirse en una posición de supremacía y lo femenino en una posición de subordinación; la segunda, que los hombres asumieron una actitud defensiva ante el tema mientras las mujeres una actitud pasiva y menos confrontativa.
Si bien los estudios señalados dan cuenta de la importancia de seguir estudiando los Mm, no se han encontrado evidencias de estudios suficientes acerca de los Mm en el contexto de la sierra ecuatoriana, por esta razón esta investigación se pregunta: ¿Cuáles son los Mm más aceptados en la población de jóvenes universitarios en la sierra ecuatoriana?, ¿existen diferencias en la aceptación de Mm según el género?. La hipótesis de partida es que las mujeres aceptan menos los Mm de los hombres, indistintamente del tipo de Mm que se analice.
Metodología
Esta investigación transversal y de alcance descriptivo ha construido un instrumento ad hoc a partir de la revisión teórica del constructo y de la escala de micromachismos de Ferrer Pérez et al., (2008) de quien se obtuvo autorización para su aplicación en este estudio. Consta de 16 afirmaciones con opción de respuesta dicotómica que indaga acerca de los Mm utilitarios, coercitivos, encubiertos y de crisis.
La muestra fue de tipo no probabilístico. Para acceder a la misma se realizaron once talleres sobre la violencia de género entre enero y agosto de 2018 (uno por cada carrera en cada campus) dirigidos a estudiantado universitario en los campus de Ambato y Quito de una universidad privada. Asistieron 953 universitarios y de ellas(os), el 5,5% es decir, 53 estudiantes accedieron a participar de manera voluntaria y sin retribución económica en el estudio quienes firmaron un consentimiento informado. La edad de la muestra osciló entre los 18 a 32 años (Me= 20; X=21,6 años SD=3,1 años) el 73,6% fueron mujeres y el 26,4% hombres. Las características educativas se presentan desagregadas por género en la tabla 1.
Tabla 1
Características educativas por género. En %.
Característica |
Género |
Total |
||
Campus |
Ambato Quito |
Femenino 38,50% 61,50% |
Masculino 57,10% 42,90% |
43,40% 56,60% |
Total |
100,00% |
100,00% |
100,00% |
|
Carrera |
Derecho Psicología Arquitectura Ingeniería Industrial |
25,60% 51,30% 12,80% 10,30% |
21,40% 28,60% 21,40% 28,60% |
24,50% 45,30% 15,10% 15,10% |
Total |
100,00% |
100,00% |
100,00% |
|
Semestre |
Primero a tercero Cuarto a sexto Séptimo a noveno |
46,20% 41,00% 12,80% |
14,30% 85,70% |
37,70% 52,80% 9,40% |
Total |
100,00% |
100,00% |
100,00% |
Fuente: Elaboración propia. 2023.
En relación a la construcción de categorías y dimensiones, El Mm utilitario se midió con cuatro manifestaciones correspondientes a las afirmaciones A1+A2+A6+A8. El Mm Coercitivo se midió agrupando las afirmaciones A3+A5+A7+A9+A10+A13+A16. El Mm de tipo encubierto se midió agrupando los ítems A4+A14. Por último el Mm de crisis agrupó las afirmaciones A11+A12+A15 (ver apéndice A). Se ha creado una variable dicotómica y otra de tipo escala por cada tipología de Mm. Así mismo se ha construido un índice de Mm a partir de la acumulación de manifestaciones aceptadas.
Como técnica de análisis de información se han utilizado las tablas de contingencia con contraste Chi Cuadrado y V de Kramer, estableciendo un nivel de confianza del 95%. Primero se analizó el total de la muestra (n=53). Posteriormente se profundizó el análisis por género y finalmente se matizó por campus, en tanto esta última variable indicaría diferencias en la percepción de Mm entre las y los jóvenes universitarios de Quito y Ambato. Dado que la muestra tuvo una mayor prevalencia femenina (74%) se ponderó la muestra para el análisis de la información.
El análisis se realizó con porcentajes totales por género (columnas) utilizando el programa SPSS v.26 y Ms Excel para el tratamiento de datos.
Resultados
No se registró ningún caso en el que se hubiera obtenido rechazo a la totalidad de tipos de Mm en la muestra estudiada. Las prevalencias de aceptación y rechazo de los cuatro tipos de Mm estudiados -utilitario, coercitivo, encubierto y de crisis- se presentan en la tabla 2 y los resultados de Mm por género, se desagregan en la tabla 3. A partir del contraste chi cuadrado ningún análisis resultó estadísticamente significativo, si bien se encontraron resultados que sugieren el grado de aceptación de Mm en las y los jóvenes universitarios de la sierra ecuatoriana.
El Mm coercitivo fue aceptado por el 100% de la muestra[1], el Mm utilitario alcanzó una aceptación del 79,2%; el Mm de crisis es del 54,7% y el Mm encubierto alcanzó una aceptación del 50,9% (tabla 2). Por lo tanto los Mm encubierto y de crisis fueron los más rechazados por la muestra (49,1% y 45,3% respectivamente) (tabla 2).
Tabla 2
Prevalencia de aceptación por tipo de Mm. En %
Tipo de Mm |
Frecuencia |
Porcentaje |
Porcentaje válido |
Porcentaje acumulado |
|
Mm Utilitario |
Rechaza Acepta |
11 42 |
20,8 79,2 |
20,8 79,2 |
20,8 100 |
Total |
53 |
100 |
100 |
||
Mm Coercitivo |
Acepta |
53 |
100 |
100 |
100 |
Total |
53 |
100 |
100 |
||
Mm Encubierto |
Rechaza Acepta |
26 27 |
49,1 50,9 |
49,1 50,9 |
49,1 100 |
Total |
53 |
100 |
100 |
||
Mm Crisis |
Rechaza Acepta |
24 29 |
45,3 54,7 |
45,3 54,7 |
45,3 100 |
Total |
53 |
100 |
100 |
Fuente: Elaboración propia. 2023.
Las diferencias por género señalan que en términos generales, las mujeres jóvenes universitarias aceptan más los Mm que los hombres jóvenes universitarios, concretamente de los tipos crisis y encubierto. Además del Mm coercitivo, el Mm que tiene mayor aceptación por parte del género masculino es el utilitario: 85,7% vs. 76,9% del género femenino (tabla 3).
Si bien las prevalencias se acumulan en la aceptación de Mm en toda la muestra, tanto mujeres como hombres rechazaron algo más los Mm encubiertos (46,2% y 57,1% respectivamente, tabla 3).
Por lo tanto, el Mm más aceptado en la muestra estudiada es el coercitivo y el más rechazado es el Mm encubierto.
Tabla 3
Prevalencia de aceptación por tipo de Mm. % dentro de Género
Tipo de Mm |
Género Total
|
|||
Mm de tipo utilitario |
Rechaza Acepta |
Femenino 23,10% 76,90% |
Masculino 14,30% 85,70% |
20,80% 79,20% |
Total |
100,00% |
100,00% |
100,00% |
|
Mm Coercitivo |
Acepta |
100,00% |
100,00% |
100,00% |
Total |
100,00% |
100,00% |
100,00% |
|
Mm Encubierto |
Rechaza Acepta |
46,20% 53,80% |
57,10% 42,90% |
49,10% 50,90% |
Total |
100,00% |
100,00% |
100,00% |
|
Mm Crisis |
Rechaza Acepta |
43,60% 56,40% |
50,00% 50,00% |
45,30% 54,70% |
Total |
100,00% |
100,00% |
100,00% |
Fuente: Elaboración propia. 2023.
Al comparar los resultados de los campus Ambato y Quito, se encontraron diferencias que llaman la atención. En términos generales los resultados se matizan y revelan que las universitarias de Ambato aceptan en una proporción mayor a las universitarias de Quito los Mm, y en rechazo, los hombres universitarios de Ambato rechazan en una proporción mayor a los universitarios de Quito (tablas 4, 5, 6 y 7).
En este sentido, el género femenino del campus Ambato acepta en una prevalencia mayor el Mm utilitario 80% (tabla 4), mientras los Mm encubiertos y de crisis registraron una prevalencia de aceptación del 60% (tablas 6 y 7).
Para el caso de los hombres universitarios del campus Quito, en dos de los cuatro Mm estudiados -utilitarios y coercitivos- la aceptación fue del 100% (tablas 4 y 5), dato que se evidenció en menores prevalencias entre los hombres universitarios de Ambato.
Tabla 4
Prevalencia de aceptación por tipo de Mm por Género según Campus. % dentro de Mm utilitario.
Campus |
Mm de tipo utilitario |
Género |
Total |
||
Ambato |
Mm de tipo utilitario |
Rechaza |
Femenino 20% |
Masculino 25% |
22% |
Acepta |
80% |
75% |
78% |
||
Total |
100% |
100% |
100% |
||
Quito |
Mm de tipo utilitario |
Rechaza Acepta |
25% 75% |
100% |
20% 80% |
Total |
100% |
100% |
100% |
Fuente: elaboración propia. 2023.
Tabla 5
Prevalencia de aceptación por tipo de Mm por Género según Campus. dentro de Mm coercitivo.
Campus |
Mm de tipo coercitivo |
|
Género |
Total |
|
Ambato |
Mm de tipo coercitivo |
Acepta |
Femenino 100% |
Masculino 100% |
100% |
Total |
100% |
100% |
100% |
||
Quito |
Mm de tipo coercitivo |
Acepta |
100% |
100% |
100% |
Total |
100% |
100% |
100% |
Fuente: elaboración propia. 2023.
Tabla 6
Prevalencia de aceptación por tipo de Mm por Género según Campus. dentro de Mm encubierto.
Campus |
Mm de tipo encubierto |
Género |
Total |
||
Ambato |
Mm de tipo encubierto |
Rechaza Acepta |
Femenino 40% 60% |
Masculino 50% 50% |
44% 57% |
Total |
100% |
100% |
100% |
||
Quito |
Mm de tipo encubierto |
Rechaza Acepta |
50% 50% |
67% 33% |
53% 47% |
Total |
100% |
100% |
100% |
Fuente: elaboración propia. 2023.
Tabla 7
Prevalencia de aceptación por tipo de Mm por Género según Campus. % dentro de Mm crisis
Campus |
Género |
Total |
|||
Ambato |
Mm de tipo crisis |
Rechaza Acepta |
Femenino 40% 60% |
Masculino 50% 50% |
44% 57% |
Total |
100% |
100% |
100% |
||
Quito |
Mm de tipo crisis |
Rechaza Acepta |
46% 54% |
50% 50% |
47% 53% |
Total |
100% |
100% |
100% |
Fuente: elaboración propia. 2023.
La hipótesis de partida plantea que las mujeres aceptan menos los Mm que los hombres, indistintamente del tipo de Mm que se analice. Esta se rechaza, dado que los resultados no fueron estadísticamente significativos por género, siendo que las mujeres obtuvieron porcentajes más elevados que los hombres en los cuatro tipos de Mm.
Discusión y conclusiones
En este estudio ninguna persona de la muestra estuvo en desacuerdo con las 16 afirmaciones de Mm que se analizan relativas a los Mm utilitario, coercitivo, encubierto y de crisis, formuladas a partir de la revisión teórica del constructo y de la escala de micromachismos (Ferrer Pérez et al., 2008). De hecho, el Mm coercitivo lo aceptó el 100% de la muestra. El análisis por Campus revela que los hombres universitarios de Quito inclusive puntuaron 100% en dos de los cuatro Mm: el utilitario y el coercitivo. Para el caso de las mujeres universitarias, las de Quito registraron prevalencias de rechazo mayores que las de Ambato. Como ya se mencionó, ningún análisis del chi cuadrado resultó estadísticamente significativo, lo que sugiere que el grado de aceptación de Mm en las y los jóvenes universitarios de la sierra ecuatoriana es similar tanto en hombres como en mujeres.
El primer resultado sugiere que las y los jóvenes universitarios de la muestra aceptan los Mm, por lo que indicaría que tales conductas podrían está normalizadas en las nuevas generaciones de la sierra ecuatoriana, en tanto nadie rechazó todas las afirmaciones de Mm y no emergieron diferencias estadísticamente significativas entre hombres y mujeres.
En una línea similar, otro estudio realizado en dos universidades privadas de Quito acerca de los Mm en el discurso de género (Freire et al., 2017) indicaba dos momentos para el análisis de resultados, el primero que reflejaba un cambio aparente en la mentalidad de la juventud frente a las desigualdades de género y el segundo que evidenció Mm ocultos detrás del lenguaje, con comportamientos sutiles y de dominación socialmente permitidos y aceptados (p.4).
Los resultados que aquí se presentan también difieren de los hallazgos del estudio de España que orienta el instrumento base aquí aplicado, donde también se indagaba en hombres y mujeres por los cuatro tipos de Mm y donde la mayoría de la muestra estudiada indicó que ningun Mm era aceptable (Ferrer Pérez et al., 2008:348).
En relación al Mm utilitario, los hallazgos coinciden con otro estudio realizado recientemente en México con mujeres y hombres universitarios donde se analizaron los mismos Mm, encontrando un promedio alto. Como en este estudio, en México el Mm utilitario fue el que registró las mayores prevalencias (Díaz Guerrero, 2022:24).
Respecto al hallazgo del Mm coercitivo que el 100% de la muestra aceptó, se coincide con otro estudio recientemente realizado en la sierra ecuatoriana que incluía a mujeres jóvenes donde se referían múltiples relatos y vivencias de Mm coercitivo. Entre ellas se mencionaba el miedo y el temor, la obediencia y la sumisión. Todo ello circulaba y era legitimado desde el imaginario social y desde la identidad femenina, pasando desapercibido e invisibilizado, perpetuando la opresión y la dominación masculina (Reina-Barreto et al., 2021), lo que podría explicar, al menos para el género femenino, el porqué en este estudio no emergieron diferencias estadísticamente significativas entre mujeres y hombres universitarios respecto a la aceptación de los Mm.
Respecto a los resultados de los hombres, los hallazgos de esta investigación difieren con los de otro estudio reciente en Madrid España realizado con una muestra de mujeres y hombres adultos (Torralba-Borrego y Garrido-Hernansaiz, 2021), donde identificaban que los hombres adultos mostraron niveles significativamente más altos de aceptación de Mm comparados con los más jóvenes. En dicha investigación se concluía que en los jóvenes se podría estar dando un cambio social más acelerado en los últimos años con relación a actitudes de tipo micromachistas, lo que no se observa en el estudio aquí presentado, ya que en Quito, la capital del Ecuador, los jóvenes universitarios aceptan los Mm en porcentajes inclusive mayores respecto de jóvenes universitarios de pequeñas ciudades como es el caso de la ciudad de Ambato, siendo evidenciados a través de afirmaciones que perpetúan los estereotipos del cuidado y de las actividades del hogar asignados a la mujer, así como al poder económico que se concentra en el género masculino.
Contrario al hallazgo antes mencionado sobre los jóvenes universitarios de Quito, las mujeres universitarias de la capital rechazan en mayor porcentaje los Mm, mientras las universitarias de Ambato aceptan más este tipo de conductas.
Como conclusión general los resultados sugieren la perpetuación de los Mm como formas de violencia de género presentes en las nuevas generaciones de jóvenes universitarios en el Ecuador, lo que pone en evidencia la importancia de desarrollar desde la academia programas psicosociales específicos para deconstruir y modificar el comportamiento, las actitudes y creencias machistas y/o sexistas en torno a los estereotipos de género que como jóvenes lo han incorporado aún incorporados al imaginario social y que van en contra de la igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres del Ecuador.
Además de reconocer que son los jóvenes universitarios protagonistas de la influencia de la cultura en sus decisiones, en su forma de pensar, de actuar, de relacionarse con sus pares y con la sociedad, entonces la cultura es el puente entre las costumbres, la diferenciación sexual que se aprendió en el pasado, pero también es la guía que determina la conducta al futuro.
Finalmente se señalan las limitaciones del estudio. En primer lugar sería importante realizar estudios que abarquen universidades públicas y privadas del Ecuador y otros programas académicos con muestreos aleatorios para comparar los hallazgos aquí presentados en tanto que como se señaló, la muestra estudiada no fue seleccionada aleatoriamente y podría estar influenciando los resultados. Por otra parte, se sugiere realizar un estudio específico para validar el instrumento de 16 ítems para medir los Mm de tipo utilitario, coercitivo, encubierto y de crisis (apéndice A) y establecer las pruebas de fiabilidad, consistencia interna y validez de constructo. Por último se considera pertinente replicar el estudio en contextos universitarios tanto nacionales como internacionales para su comparabilidad.
Referencias
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APÉNDICE A |
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Afirmaciones de micromachismos Utilitario, Coercitivo, Encubierto y de Crisis. |
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RESPONSABLE: MG.PAOLA SALINAS A. |
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ID: |
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GÉNERO: FEMENINO |
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GÉNERO MASCULINO: |
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CAMPUS AMBATO: |
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CAMPUS QUITO: |
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CARRERA: |
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SEMESTRE: |
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EDAD: |
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INDICACIONES: Marque con una X, la opción a la que corresponda su respuesta. |
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No |
PREGUNTA |
SI |
NO |
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1 |
Ha seducido al otro género para cumplir y/o satisfacer sus necesidades |
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2 |
La (MUJER / HOMBRE) puede tener arrebatos hacia el otro género para conseguir lo que desea. |
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3 |
Ha realizado actividades con miedo o temor a la reacción que tenga el otro género. |
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4 |
Es importante la aprobación del otro género para tomar decisiones importantes en la vida. |
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5 |
Si a una persona del otro género se le prohíbe salir a algún sitio ¿debe acatarlo? |
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6 |
Las actividades de limpieza, cuidado y cocina, las realiza mejor una mujer. |
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7 |
La mayoría de veces se debe obedecer/acatar las reglas que propone una persona del otro género. |
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8 |
Las personas buscan su propio beneficio a costa del otro género |
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9 |
Le han reclamado o insultado por realizar actividades no acordes a su género (masculino/ femenino) |
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10 |
Ha dejado de salir porque alguien del otro género se lo ha prohibido. |
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11 |
Considera que reaccionar de forma inesperada, rápida y sin reflexionar es la mejor forma de solucionar los problemas con el otro género. |
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12 |
Ha tenido arrebatos hacia el otro género con la intención de conseguir lo que ud desea. |
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13 |
Obedece las reglas del otro género aunque no esté de acuerdo. |
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14 |
Una persona debería dejar de realizar las actividades que le agradan por lo que diga alguien del otro género. |
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15 |
Ha levantado el tono de voz, empujado o jaloneado a una persona del otro género para retomar el control de la situación |
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16 |
Ha dudado o no ha tomado de una decisión porque una persona del otro género se moleste. |
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El Mm coercitivo al ser un resultado tipo constante para la totalidad de la muestra, no se vuelve a describir en los análisis posteriores (por género y campus). ↑