TENDENCIAS DE LA INVESTIGACIÓN CONTABLE POSMODERNA
PARA EL ESTUDIO DE LAS ORGANIZACIONES VIVIENTES
TRENDS IN POST-MODERN ACCOUNTING RESEARCH
FOR THE STUDY OF LIVING ORGANIZATIONS
Mariela Cristina Chango Galarza
mcchango@espe.edu.ec
Universidad de las Fuerzas Armadas. ESPE – ecuador.
RESUMEN
Las organizaciones vivientes son estructuras formadas por capital humano, capital estructural y
capital relacional que se articulan para la creación de bienes y servicios en un entorno dinámico
y cambiante. A diferencia de las organizaciones tradicionales, su funcionamiento se basa en los
fundamentos del pensamiento sistémico, que proporciona la base para la formación de una
estructura que garantiza el aprendizaje constante de todos sus miembros, ya que encuentran
el escenario adecuado para desarrollarse. Las competencias y capacidades que aseguran la
gestión del conocimiento. Especícamente en el campo de la contabilidad, el funcionamiento
de la organización se regula mediante el establecimiento de algunos controles, como el
control interno regulado a través del COSO (comité de organizaciones patrocinadoras de la
comisión treadwey), que evalúa a las organizaciones a través de sus componentes, enfatizando
el cumplimiento de la normativa internacional. Normas de Auditoría (NIA), entre las que
destaca el SAS 55. Sobre la base de lo anterior, este artículo pretende aclarar las debilidades de
la aplicabilidad de los fundamentos del control interno y, especícamente, COSO-ERM en
organizaciones abiertas. Metodológicamente, el estudio se basa en el análisis del discurso de
algunos trabajos realizados en las líneas de investigación vinculadas a las organizaciones abiertas,
así como en el análisis del Estándar de Auditoría 315, que apoya la aplicación del control
interno en los diferentes organizaciones Las conclusiones de la investigación demuestran las
debilidades del control interno y, especícamente, de COSO-ERM como sistema de control
utilizado para evaluar el funcionamiento de la organización, ya que su carácter objetivo y
mecanicista no incorpora los aspectos subjetivos que también forman parte de la organización.
Palabras clave: control interno, gestión, organizaciones inteligentes,COSO-ERM.
ABSTRACT
Smart organizations are structures made up of human capital, structural capital and relational
capital that are articulated for the creation of goods and services in a dynamic and changing
environment. Unlike traditional organizations, its functioning is based on the foundations
of systemic thinking, which provides the basis for the formation of a structure that ensures
the constant learning of all its members, as they nd the right scenario to develop. e
Recibido: 30 de septiembre de 2019 revisión aceptada: 11 de diciembre de 2019
Correspondiente al autor: mcchango@espe.edu.ec
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competences and capacities that ensure the management of knowledge. Specically in the
accounting eld, organizational functioning is regulated through the establishment of some
controls, such as the internal control regulated through the COSO (committee of sponsoring
organizations of the treadwey commission), which evaluates the organizations through
its components, Emphasizing compliance with the International Standards on Auditing
(NIA), among which the SAS 55 stands out. On the basis of the above, this article aims
to clarify the weaknesses that the applicability of the fundamentals of internal control and,
specically, COSO-ERM in open organizations. Methodologically, the study is based on
the analysis of the discourse of some work carried out in the lines of research linked to the
open organizations, as well as in the analysis of the Audit Standard 315, which supports the
application of internal control in the dierent organizations. e conclusions of the research
demonstrate the weaknesses of internal control and specically COSO-ERM as a control
system used to evaluate organizational functioning, since its objective and mechanistic
character doesnt incorporate the subjective aspects that are also part of the organization.
Key words: internal control, management, smart organizations, COSO-ERM.
La posmodernidad
Desde hace algunas décadas se han generado
cambios profundos en las distintas formas
de abordar el estudio de las organizaciones.
Se han gestado nuevos mecanismos de
producción, así como de organización
social para la producción, los cuales resultan
característicos de las sociedades posmodernas.
Al respecto, Lanz (2001) plantea que la
postmodernidad se ha generado como
consecuencia de la crisis epistémica
experimentada por los modelos
organizacionales del paradigma moderno,
lo cual se evidencia tanto a nivel de la
naturaleza de sus prácticas, como de sus
fundamentos racionales. Como evidencia de
lo expuesto, Lanz (2001) apunta que a nivel
mundial se presenta un replanteamiento de
los diversos modelos organizativos públicos
y privados, los cuales se han replanteado en
el contexto cultural de la posmodernidad.
En función de este argumento, el autor
dene la posmodernidad como “el clima
cultural donde se están reestructurando
todas las prácticas sociales”. (p. 162)
En el marco de este proceso posmoderno,
se han gestado nuevas prácticas sociales
que han inducido a la conformación de
nuevas formas organización social derivadas
de las racionalizaciones emergentes, pues
no existen organizaciones netamente
posmodernas, sino más bien mezclas de
las prácticas tradicionales con formas
emergentes de organización. (Lanz, 2001).
En este contexto, el trabajo y los sistemas de
producción como elementos estructurales
de las organizaciones, se desempeñan bajo
nuevas formas de organización sustentadas
a partir de las plataformas tecnológicas, las
tecnologías de información y comunicación,
así como de la gestión del conocimiento
como principal factor de producción.
En esta dirección, se trasciende de un
modelo de organización burocrático basado
en la racionalidad económica, la estructura
jerarquizada, la centralización de funciones,
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entre otros aspectos; hacia nuevos modelos
de organización tras complejos, los cuales
se fundamentan básicamente por el
aplanamiento de las jerarquías, estructuras
horizontales y descentralización de funciones.
No obstante, también cabe mencionar
que en el contexto posmoderno se ha
gestado el proceso denominado por Ritzer
(2007) Mcdonalización, según el cual
las organizaciones basadas en el modelo
burocrático como Mc Donalds se han
posicionado a nivel mundial, alcanzando
ventajas competitivas fundamentadas
en la racionalidad formal sustentada por
Weber, así como en la aplicación de algunos
principios organizativos como la eciencia
en el servicio prestado al cliente; el cálculo
de los tiempos empleados en la producción
y la entrega del producto; la predictibilidad
y la capacidad de control en cuanto
actividades y funciones; la incorporación
de la innovación y desarrollo tecnológico en
el sistema productivo, así como la creciente
racionalidad formal y la burocratización.
Al respecto, también cabe mencionar
que aun cuando en el campo práctico
se evidencian los aportes del modelo de
organización burocrática al desarrollo de las
organizaciones, éstas presentan las siguientes
limitaciones en el contexto posmoderno:
A.Capacidad para adaptarse con facilidad a
los cambios del entorno.
B.Los intereses de algunos trabajadores
pueden estar por encima de los objetivos de
la organización.
C.Competencia entre los trabajadores por
los puestos de mayor jerarquía.
D.En algunos casos la organización no se
encuentra en capacidad de aportar respuestas
a nuevos problemas.
E.Ausencia de motivación de los trabajadores
para inducir procesos de innovación.
En función de los cambios experimentados
en el escenario posmoderno, Infesta (2003)
maniesta que se han gestado las bases de
una teoría sociológica de la empresa, la cual
fundamenta su desarrollo y análisis a partir
de una nueva concepción basada en los
siguientes supuestos:
A.La empresa es una construcción social cuyos
recursos, organización social y regulaciones
se formulan dentro de la sociedad en la que
ésta nace. Su desarrollo se fundamenta en la
conformación de nuevos modelos de gestión
planteados por las sociedades, como un
mecanismo que permite la adaptación de las
organizaciones al nuevo contexto económico
y social característico de la posmodernidad.
B.Es una unidad social autónoma, cuyas
estructuras internas promueven la capacidad
colectiva de la organización para encontrar en
el recurso humano las bases que le permiten
reaccionar y enfrentar los desafíos del
entorno global, los mercados internacionales,
la internacionalización de los mercados
nancieros, la competitividad empresarial,
entre otros aspectos característicos de la
posmodernidad.
C.La empresa es un agente de cambio social,
cuya función económica se ha replanteado
para incorporar el aspecto social, que incide
directamente en el alcance del bienestar de
las sociedades industrializadas.
Desde esta postura, la empresa se concibe
como un espacio social autocreador, cuyo
desarrollo se fundamenta en sus recursos
humanos como base del mejoramiento de la
capacidad de acción colectiva, así como de la
actitud para negociar en entornos dinámicos
y cambiantes. (Infestas, 2003, p. 174).
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Bajo esta concepción, las empresas gestadas
en las sociedades posmodernas ya no se
fundamentan en las bases de las viejas
manufacturas industriales productoras de
“bienes físicos”, pues se trasciende hacia
nuevas formas de organización empresarial
orientadas hacia la producción de servicios en
los términos de conceptos, marcas, imagen
corporativa y satisfacción al cliente. (López,
2001)
Como lo arma López (2001) en el marco
de la posmodernidad se ha conformado un
nuevo régimen comunicativo tanto para
el sujeto como para la empresa, pues se ha
trascendido de los viejos discursos gerenciales
que sustentaban la aplicación de las técnicas
y modelos del pensamiento administrativo
clásico, hacia la adopción de un nuevo discurso
basado en la técnicas dialógicas y persuasivas
sustentadas en la acción comunicativa como
las dinámicas de grupo, el benchmarking, la
inteligencia emocional, los mapas mentales,
la programación neurolingüística entre otras;
las cuales potencian la comunicación entre los
actores internos y externos a la organización,
favorecen la producción de subjetividad, así
como la generación de riqueza simbólica
característica de la posmodernidad.
De este modo, se han gestado formas
organizativas basadas en los sistemas de
comunicación, cuya estructura se fundamenta
en unidades exibles, abiertas y dinámicas
con capacidad de autorreproducirse y
transformarse en función de los cambios
ocurridos en el entorno.
Tales organizaciones se conocen como
sistemas vivientes, que encuentran sus bases
en la teoría del organicismo fundamentada
por Maturana y Varela (1973), pues su
funcionamiento y estructura se congura en
los términos de sistemas con características
y comportamientos propios. En la
siguiente sección, se presenta un análisis
de los postulados de la teoría organicista
fundamentada por Maturana y Varela
(1973), así como de la teoría de los sistemas
sociales sustentada por Luhmann (1998,
2006) empleadas para el abordaje de las
organizaciones vivientes gestadas en el
contexto de la posmodernidad.
Las teorías del organicismo y de los
sistemas sociales como fundamento para
el abordaje de las organizaciones vivientes
A partir de los postulados del organicismo,
la teoría de la organización se fundamenta
en los aportes de la neurobiología, la
biología evolutiva, las ciencias cognitivas, la
inteligencia articial, las ciencias sociales y de
la comunicación. De acuerdo con Maturana
y Varela (1973) las disciplinas mencionadas
han abordado tres aspectos que resultan clave
para el análisis de las organizaciones:
A.La existencia en la naturaleza de
propiedades emergentes gestadas a partir de
sus componentes, pero que sin embargo no
se reducen a ellos.
B.Toda serie evolutiva se genera después de
la individualización de sus miembros.
C.El aspecto interpretativo es un elemento
fundamental de los fenómenos cognitivos
naturales, incluyendo la vida en sociedad.
Desde esta postura, las nociones de
"moléculas", "células", "organismos",
"especies" y "ecología" abordadas por la
teoría evolutiva para hacer referencia a
la reproducción y evolución de los seres
vivos, se aplican al caso concreto de
las organizaciones como fundamentos
conceptuales para la comprensión de su
estructura, funcionamiento y desempeño.
Bajo esta teoría, la organización de lo vivo
como unidad viviente, constituye el punto
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central del funcionamiento organizacional,
lo cual se fundamenta en el principio de
autopoiesis.
Para el abordaje de la autopoiesis, Maturana
y Varela (1973) parten de las siguientes
premisas:
A.La autonomía de lo vivo es un aspecto
fundamental, cuyas bases se deben abordar
desde la mínima expresión de cada sistema
para poder caracterizarlo como unidad
viviente.
B.La caracterización de la unidad viva
mínima, no puede realizarse solamente a
partir de sus componentes materiales, deben
incorporarse también otros aspectos pues
“la descripción de la organización de lo vivo
como conguración o pattern es igualmente
esencial”. (Maturana y Varela, 1973, p. 45)
C.La organización de los sistemas vivos,
se concibe como un mecanismo que
fundamenta la constitución de su identidad
como entidad material.
D.El proceso de constitución de la identidad
de los seres vivos presenta un carácter circular,
el cual permite la autoproducción única
de cada organismo vivo a nivel celular. En
consecuencia, la autopoiesis es un término
que se emplea para hacer referencia a la
organización mínima de cada ser vivo.
E.La interacción en la identidad autopoética,
se presenta tanto a nivel de su estructura
físico química, como a nivel de la unidad
organizada (identidad auto reproducida).
A partir de las interacciones entre los
elementos del sistema, emerge un nuevo
fenómeno relacionado con la constitución
de los signicados, precisándose a partir
de los sistemas autopoieticos el aspecto
interpretativo, en los términos de sistemas de
comunicación como un aspecto fundamental
para el análisis del proceso autopoiético.
F.La identidad autopoiética, fundamenta la
evolución de los seres vivos a partir de sus
capacidades reproductivas, conservando
al mismo tiempo la identidad del sistema
durante todo el proceso autopoiético .
Sobre la base de estos postulados, Maturana
y Varela (1973) abordan la autopoiesis como
un proceso bajo el cual los organismos vivos
son seres con capacidad interpretativa.
Esta concepción, permite caracterizar la
organización de los sistemas vivos desde su
mínima expresión, percibiendo el fenómeno
interpretativo de manera continua, pues
abarca los aspectos implícitos desde su
origen hasta su manifestación humana.
De este modo, la autopoiesis es un proceso
determinante de la organización biológica
de los sistemas vivos y se entiende, como
un proceso auto-organizativo, circular y
auto referencial de una clase o familia de
organizaciones que funcionan como sistemas
vivos, pues tienen sus propias características y
comportamientos que inciden directamente
en la conformación de su estructura y por
tanto en su desempeño.
Enmarcado en el concepto de autopoiesis,
Maturana y Varela (1973) proponen la
concepción de máquinas autopoiéticas,
entendidas como
[U]n sistema de producción de componentes
concatenados de tal manera que producen
componentes que: i) generan los procesos
(relaciones) de producción que los producen
a través de sus continuas interacciones y
transformaciones, y ii) constituyen a la
máquina como unidad en el espacio físico.
(Maturana y Varela, 1973, p. 69)
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En el marco de esta postura, las máquinas
autopoiéticas son unidades homeostáticas
con capacidad para producir su organización,
a partir de la generación de sus componentes.
Su organización, se encuentra determinada
por las relaciones de producción establecidas
entre sus elementos y procesos, los cuales
se regeneran continuamente en función de
la naturaleza de los componentes que las
fundamentan.
Así mismo, cabe acotar que bajo la
concepción de máquinas autopoiéticas
Maturana y Varela (1973) emplean el
término organización, para abordar las
relaciones especícas que fundamentan
un sistema autopoiético. En consecuencia,
la organización autopoiética implica el
desarrollo de procesos concatenados que
producen los componentes constitutivos del
sistema como una unidad. Estas máquinas se
caracterizan en los siguientes términos:
A.Autonomía: sus cambios se encuentran
subordinados a la necesidad de mantener su
propia organización.
B.Individualidad: mantienen una identidad
propia e independiente que no depende del
establecimiento de interacciones con un
observador.
C.Organización autopoiética: sus
operaciones establecen las bases y límites
durante el proceso autopoiético.
D.No tienen un ujo de entradas y salidas:
el sistema tiene autonomía tanto en el
plano estructural como operativo. Ante las
perturbaciones externas, se experimentan
cambios internos como un mecanismo para
enfrentar las transformaciones del entorno.
Al aplicar la noción de máquinas autopoiéticas
al caso concreto de las organizaciones, se
deduce que éstas como unidades sistémicas
tienen la autonomía, independencia y
capacidad para crear las bases que sustentan
su estructura y funcionamiento a partir de la
generación de los componentes estructurales
que orientan su desempeño.
Las organizaciones como sistemas
autopoieticos, se renuevan constantemente a
partir de los sistemas de comunicación, los
cuales permiten la toma de decisiones para
introducir las transformaciones requeridas
en los diversos procesos realizados, como un
mecanismo orientado hacia la conservación
de la unidad organizativa, la autonomía
y enfrentar las perturbaciones constantes
procedentes del contexto externo.
En esta dirección, Luhmann (2006) aborda
las organizaciones vivientes como sistemas
sociales con capacidad de interactuar
con el entorno a partir de los sistemas de
comunicación, los cuales constituyen la base
de los sistemas autopoiéticos que promueven
la toma de decisiones como sustento del
desarrollo organizacional. Desde esta postura,
el autor entiende las organizaciones como
sistemas sociales organizados, en los cuales el
comportamiento humano se aborda a partir
de la toma de decisiones. (Luhman, 1997)
Bajo esta concepción, se parte de la premisa
que el crecimiento organizacional depende
directamente de las decisiones, para lo cual
se supone que éstas ya se han adoptado o
se adoptarán en un futuro próximo. En tal
sentido, Luhmann (1997) rearma que los
aspectos constitutivos de una organización no
se perciben como un conjunto de contenidos
aislados, sino más bien como unidades cuyas
relaciones se fundamentan en los sistemas
de comunicación que sustentan la toma de
decisiones.
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En este contexto, Luhmann (1998) entiende
la reproducción autopoiética como un
proceso invariante de cada sistema, el cual
aporta las bases tanto para su explicación
como para quien lo explica, pues la
autopoiesis es una producción interna del
sistema que se reduce en la medida que éste
construye sus propias estructuras. A partir de
la autopoiesis, los sistemas sociales basándose
en los sistemas comunicativos, tienen la
capacidad para producir sus elementos
constituyentes, así como sus mecanismos
operativos elementales.
Por tanto, puede armarse que la
comunicación es la unidad básica para
la conformación de sistemas sociales, la
cual opera a partir de tres elementos: la
información, la capacidad para darla a conocer
y la capacidad para entenderla. En estos
términos, la comunicación es autopoiética
en la medida en que solo se produce en
relación recursiva con otras comunicaciones
y, por tanto, solo en un entramado a cuya
reproducción concurre cada una de las
comunicaciones”. (Luhmann, 1998, p. 58)
En tal sentido, los sistemas comunicativos
resultan clave para la renovación,
transformación, evolución y reproducción
de las organizaciones. La autopoiesis en los
sistemas organizativos, se presenta cuando se
promueve la implementación de mecanismos
encaminados hacia el replanteamiento de las
decisiones que en un momento determinado
dirigen el desarrollo organizacional, por otras
decisiones que favorezcan el funcionamiento
y el alcance de los objetivos propuestos
(Luhmann, 2006).
En esta dirección, la teoría de los sistemas
sociales se congura como un marco
conceptual para la observación de los
fenómenos que conforman la sociedad,
pues éstos se conciben como sistemas
con la capacidad de observar el entorno,
el funcionamiento de otros sistemas y su
propia dinámica (autoobservación). Se
trata entonces, de la “observación hecha
por un sistema social —la sociología— de
la observación que hace otro sistema social
que puede ser el mismo”. (Luhmann, 1998,
p. XIV)
Sobre la base de lo expuesto, el abordaje de
los sistemas sociales incluyendo la sociedad,
solo se puede realizar en la medida que éstos
se consideran como sistemas con capacidad
de observarse a sí mismos. En el caso concreto
de la sociedad, destaca que ésta “no conoce
sistemas sociales más allá de sus fronteras
(Luhmann, 1998, p. 63) y consiguientemente
no puede observarse a partir de un estudio
reduccionista de lo esencial efectuado desde
afuera del sistema.
En los postulados de Luhmann (1998) se
evidencia como las estructuras de los sistemas
sociales, se conguran bajo los términos
de expectativas cognitivas con capacidad
para el aprendizaje, las cuales operan
por su naturaleza en función de acciones
comunicativas y acontecimientos dinámicos
que no permanecen estables en el tiempo.
Así pues, las organizaciones como sistemas
sociales funcionan bajo el principio de
autonomía, en la medida que sus mecanismos
de dirección se encuentran directamente
determinados por la comunicación, “esto
independientemente de las otras obligaciones
de los miembros de la organización en el
entorno del sistema organizativo propio,
es decir, independientemente de sus otros
papeles sociales”. (Luhmann, 2006, p. 98)
Otra postura, para el abordaje de las
organizaciones es sustentada por Uriz (1994)
al denir las organizaciones como espacios
ordenados, en los que existe una normativa
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que regula el comportamiento de sus
miembros y con una autoridad que permite el
logro de la armonía en el funcionamiento de la
organización. Sobre la base de esta concepción,
el autor maniesta que existe una relación
básica entre el sujeto y la organización a partir
de la cual, el sujeto incorpora su subjetividad
a la relación para satisfacer sus necesidades,
trascendiendo el aspecto relacionado con el
desarrollo de las tareas o actividades asignadas.
Por tanto, como el sujeto no incorpora su
subjetividad a las tareas asignadas, éste no
implica su ética, valores e ideología en la
práctica de las actividades desempeñadas, pues
simplemente asume los valores y principios que
forman parte de la cultura de la organización y
orientan el alcance de sus objetivos. Como lo
expresa Uriz (1994) bajo estas condiciones el
individuo no se relaciona con la organización
desde una posición de sujeto de poder
comprometido con la organización, pues se
percibe “como un suministrador de bienes
o servicios que da a la organización lo que
esta le pide a cambio de que le satisfaga sus
necesidades de sub-sistencia” (p. 154).
Así mismo, Uriz (1994) plantea también otra
postura en torno a la relación del sujeto con la
organización, a parir de la cual el sujeto tiene
la capacidad de convertirse en sujeto de poder
de la organización desde sus necesidades de
existencia. Bajo esta concepción, los miembros
de la organización se identican con la imagen
corporativa de la organización, conformando
un sujeto colectivo que se rearma frente
a la organización y replantea las relaciones
que establece con ésta. En este caso, el
sujeto el sujeto tiene la capacidad de incidir
directamente sobre la relación.
En este escenario, destaca que las organizaciones
fundamentan su desarrollo a partir de los
sistemas de comunicación, los cuales permiten
mantener una relación con el entorno, del
cual obtienen los recursos que requieren
para mejorar su desempeño, así como
la información necesaria para promover
los cambios estructurales requeridos en
cuanto a los sistemas productivos, calidad
y diferenciación de los productos, servicio
prestado, etc. Los aspectos mencionados,
se conguran como la base para el alcance
de mayores niveles de competitividad y
posicionamiento de las organizaciones en
los mercados globalizados característicos de
las sociedades posmodernas.
Al respecto Ocampo, González y Gentilini
(2015) fundamentándose en los sistemas
de comunicación y concretamente en el
discurso, conciben las organizaciones como
unidades cuyas bases se gestan a partir del
dialogo, pues donde existen actividades
de la organización con frecuencia sus
actores conversan, dialogan, escriben y
simbolizan. Por ejemplo, los miembros
de la organización en el desarrollo de sus
actividades y funciones se comunican como
un mecanismo para mejorar los niveles de
eciencia y productividad; las directrices
del trabajo en equipo se jan a partir del
diálogo; las relaciones con los proveedores
de insumos, materias primas y clientes se
consolidan por medio de la comunicación,
entre otros aspectos.
De este modo, en los sistemas de
comunicación se encuentran las bases
para el análisis de los aspectos internos de
la organización como estructura, clima
y cultura organizacional, así como de
los aspectos externos que inciden en el
desarrollo de la organización en un momento
determinado como las condiciones del
entorno, las normas y regulaciones que
rigen el funcionamiento de la organización,
entre otros aspectos. En estos términos, los
sistemas de comunicación fundamentados
en el discurso permiten la comprensión
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de los fenómenos internos y externos que
inciden en el desarrollo organizacional.
En esta dirección Ocampo, González y
Gentilini (2015) abordan el discurso en
las organizaciones a partir de las siguientes
dimensiones:
A.Dimensión instrumental: el discurso
facilita el desarrollo de los procesos y
alcance de los objetivos propuestos por
la organización. En consecuencia, es un
mecanismo clave para mejorar el curso de
acción de las organizaciones y promover su
desarrollo.
B.Dimensión simbólica: el discurso se
congura como un conjunto de símbolos
que permiten la construcción social de la
realidad organizativa, pues induce efectos
en el pensamiento de las personas, sus
percepciones, esquemas interpretativos y
acciones.
A través del discurso, se construyen y socializan
las ideas que son discutidas por los miembros
de la organización, para fundamentar su
adopción de manera concertada y socialmente
compartida. Así pues, esta dimensión del
discurso, se vincula directamente con los
procesos de institucionalización organizativa,
en vista que éste se emplea como un
medio de legitimación de las prácticas de la
organización.
C.Dimensión estratégica: el discurso
inuye directamente en el abordaje de las
organizaciones, en la medida que determina
las estrategias adoptadas en la organización
para dar respuesta a los problemas presentados
en el campo real como por ejemplo a
nivel de la competencia, la innovación,
responsabilidad social, capacitación del
recurso humano, etc.
D.Dimensión comunicacional: el discurso es
un acto comunicativo gestado a partir de la
interacción social entre los actores internos
y externos a la organización. A partir de
este acto, se socializa la información y el
conocimiento que permite la construcción
de la realidad social de la organización. Por
tanto, a través del discurso en la organización
se construye y socializa el conocimiento,
se promueve el aprendizaje colectivo, se
conforma la cultura organizacional, entre
otros aspectos.
En función de los postulados de la teoría
organicista y su aplicación en el campo de
las organizaciones, para nes de este estudio
interesa destacar las ventajas y desventajas de
emplear estos fundamentos para el abordaje
de las organizaciones. Al respecto, Morgan
(2001) precisa los aportes de la teoría
organicista en los siguientes términos:
A.El énfasis en las relaciones entre la
organización y el entorno.
B.La capacidad que tiene la dirección
de la organización para establecer los
objetivos organizacionales en función de las
necesidades del entorno.
C.La existencia de diversas opciones para
conformar la estructura de la organización.
D.La importancia de la innovación como
base del desarrollo organizacional.
E.El valor de las relaciones inter
organizacionales para mejorar el desempeño
de la organización.
Así mismo, entre las desventajas del modelo
organicista, Morgan (2001) señala:
A.La limitada capacidad de la organización y
de sus miembros para conformar el entorno
propicio que impulsa el alcance de sus
objetivos.
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B.Con frecuencia las organizaciones no
presentan una estructura bajo la cual sus
elementos operan con un determinado nivel
de interdependencia funcional, pues éstos
funcionan con ciertos niveles de autonomía
e independencia.
C.El personal de la organización se considera
como un recurso que se debe desarrollar
a partir de procesos de capacitación, en
lugar de considerarlos como seres humanos
con un potencial para elegir, construir su
propio futuro y, aportar en función de sus
competencias al desarrollo de la organización.
A partir del análisis de los postulados de las
teorías organicista y de los sistemas sociales,
se puede armar que sus fundamentos
sustentan el análisis de las organizaciones
empleando enfoques investigativos distintos
al positivismo, los cuales se fundamentan
en las bases de la investigación cualitativa
para construir los sistemas interpretativos
y dialógicos que orientan el abordaje de los
fenómenos en estudio en el propio escenario
donde se presentan.
Sobre la base de estas teorías, el análisis de las
organizaciones se realiza aplicando diseños
emergentes, que articulan la teoría y la práctica
durante todo el desarrollo investigativo y,
las teorías generadas como resultados de la
investigación se construyen a partir de las
percepciones que tienen los actores sobre el
fenómeno en cuestión. A continuación se
abordan las bases de la investigación crítica
fundamentada en los postulados de la teoría
de la acción comunicativa propuesta por
Habermas (1992, 1999).
La tendencia de investigación crítica en
contabilidad
Para el abordaje de los postulados de la
teoría de la acción comunicativa, Habermas
(1999) parte de la premisa que la losofía
desde sus orígenes ha intentado explicar el
mundo y la diversidad de los fenómenos
objeto de investigación a partir del enfoque
racionalista, cuyas bases para la generación
del conocimiento se encuentran en la razón.
Los postulados de este enfoque, no consideran
los principios de la comunicación como
un mecanismo que permite comprender
el funcionamiento y la naturaleza de la
sociedad.
Desde esta postura, el autor enfatiza que
la tradición losóca se ha comenzado a
cuestionar y en consecuencia “La losofía
ya no puede referirse hoy al conjunto del
mundo, de la naturaleza, de la historia y
de la sociedad, en el sentido de un saber
totalizante” (Habermas, 1999, p. 16),
encontrando una mayor signicación la teoría
de la argumentación, como sustento para el
estudio y análisis de los fenómenos sociales.
Sobre la base de este argumento, Habermas
(1999) destaca la necesidad de formular una
teoría de la acción comunicativa que permita
el abordaje de la racionalidad social.
En este contexto, la racionalidad que
fundamenta la acción comunicativa
se desarrolla a partir de los sistemas
argumentativos, los cuales se sustentan en el
discurso empleado por los participantes en
la acción comunicativa para fundamentar
la validez de los argumentos. En el campo
del conocimiento cientíco, la validez del
conocimiento se maniesta a partir de la
capacidad argumentativa del discurso para
persuadir al auditorio.
En los términos de Habermas (1999),
esto implica el desarrollo de la capacidad
argumentativa del investigador, para
promover la aceptación del discurso por
parte de los participantes en la acción
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comunicativa, pues precisamente a partir de
la comunicación los actores jan posturas
críticas sobre las pretensiones de validez del
conocimiento, las cuales según sea el caso
pueden resultar a favor o en contra.
Fundamentándose en los argumentos
expuestos, (Habermas, 1999) conceptualiza
la acción comunicativa como
[l]a interacción de a lo menos dos sujetos capaces de lenguaje y de
acción que (ya sea con medios verbales o con medios extra verbales)
entablan una relación interpersonal. Los actores buscan entenderse
sobre una situación de acción para poder así coordinar de común
acuerdo sus planes de acción y con ello sus acciones. (p. 124)
En la denición expuesta, la base de la
acción comunicativa se encuentra en los
sistemas interpretativos, los cuales permiten
a los actores participantes en un diálogo,
entenderse a través del lenguaje para alcanzar
un consenso respecto a una determinada
situación. Como lo maniesta Habermas
(1999) en la acción comunicativa, el lenguaje
es un medio que propicia el entendimiento
entre los agentes que establecen la
comunicación, los cuales al relacionarse con
el mundo de la vida presentan sus posturas
de validez, que son objeto de crítica para su
reconocimiento o cuestionamiento.
Concretamente en el campo de la
contabilidad, Arrintong (1997) rearma
las bases del pensamiento crítico, como
sustento para la reconstrucción de los
fundamentos de esta disciplina. No
obstante, en el ámbito investigativo aún se
evidencia un escaso interés por la aplicación
del método hermenéutico para el abordaje
de los fenómenos contables, pues no se
han considerado sus bases e importancia,
para la comprensión intersubjetiva e
interpretativa del signicado de los “signos
de la contabilidad” fundamentados en las
prácticas contables, como una expresión
que trasciende los aspectos cuantitativos
para centrase en los procesos intersubjetivos
característicos de los hechos económicos.
Desde esta postura Arrintong y Watkins
(2002) maniestan que la disciplina
contable actualmente se encuentra ante la
necesidad de replantear sus bases a partir
de los fundamentos de la teoría crítica. En
tal sentido, los autores destacan que con
frecuencia los investigadores críticos han
empleado los postulados de esta teoría, para
criticar las posturas político-morales como
las de carácter liberal-democrático, marxistas,
losócas morales, entre otras. Esto ha
inducido la generación de planteamientos
retóricos, los cuales limitan la utilización
de los postulados de la teoría crítica para la
interpretación intersubjetiva y construcción
de la realidad social en el campo de los
fenómenos contables.
Desde esta postura, Arrintong y Watkins
(2002) han denido la investigación crítica
contable como un tipo de investigación
orientada hacia el cuestionamiento de las
bases del conocimiento contable. Bajo esta
concepción, el abordaje de los fundamentos
ontológicos relacionados con la construcción
de la realidad y, epistemológicos vinculados
con la naturaleza y construcción del
conocimiento cientíco, se realiza desde una
perspectiva subjetiva e interpretativa que
permite ubicar la disciplina contable en el
mundo de la experiencia vivida por el sujeto
a partir de las prácticas sociales.
Esta concepción de la contabilidad, al referir
al mundo de la experiencia vivida encuentra
sus bases en los planteamientos de Habermas
(1999, 1992), en los cuales se conceptualiza
el “mundo de la vida” como el contexto que
favorece los procesos de entendimiento,
en los cuales la acción comunicativa se
congura como el mecanismo que permite
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construir a través del lenguaje, las estructuras
simbólicas que fundamentan los procesos de
comunicación. (Habermas, 1992)
Sobre este aspecto Arrintong (1997) plantea
que la acción comunicativa a través del
discurso tiene un potencial crítico para el
abordaje de la subjetividad en el campo
contable, pues el lenguaje en contabilidad
no se percibe como un medio pasivo de
representación de los hechos económicos,
sino más bien como un mecanismo clave
que permite la construcción de identidades
en lugar de limitarse a informar o revelar a
través de la cuanticación las identidades
de una organización. En esta orientación,
se han comenzado a desarrollar líneas de
investigación contable orientadas hacia la
comprensión intersubjetiva de las bases
constitutivas de la contabilidad a través de la
ontología moral del lenguaje.
A partir de este enfoque, Arrintong (1997)
sustenta la concepción de investigaciones
basadas en la teoría crítica para abordar
la subjetividad e identidad intrínseca en
el discurso contable, el cual trasciende los
aspectos cuantitativos para enfatizar en los
procesos intersubjetivos que fundamentan
la formulación de esquemas interpretativos,
expresados en el campo del ejercicio práctico
en la rendición de cuentas, la revelación
de la información, los mecanismos de
representación de la realidad, los valores del
sujeto económico, entre otros aspectos; los
cuales forman parte del “mundo de la vida
en contabilidad.
Como lo arma Habermas (1999) los
esquemas interpretativos resultado de la
acción comunicativa se fundamentan en
la interacción de tres mundos lógicamente
articulados: el mundo objetivo entendido
como el conjunto de entidades que sustentan
la emisión de enunciados verdaderos; el
mundo social que abarca las relaciones
entre los actores de la práctica comunicativa
legítimamente reguladas y; el mundo
subjetivo que comprende las vivencias del
hablante. (Habermas, 1999)
Por ende, “El buen suceso de la acción
comunicativa depende, como hemos visto,
de un proceso de interpretación en el
que los participantes llegan, en el sistema
de referencia de los tres mundos, a una
denición común de la situación” (p. 167).
En esta orientación, la acción comunicativa
implica un proceso interpretativo de aspectos
relacionados con los mundos objetivo, social
y subjetivo, aun cuando los participantes
enfaticen durante la comunicación en uno de
estos tres componentes. (Habermas, 1992)
De lo expuesto, puede armarse que en
el campo de la investigación contable, el
discurso interpretativo basado en la teoría
crítica implica un replanteamiento de las bases
positivistas de la investigación sustentadas en
la cuanticación, medición y objetividad,
por enfoques emergentes basados en la
cualicación, interpretación y subjetividad,
que permitan abordar desde el campo
investigativo los mundos objetivo, social
y subjetivo fundamentados por Habermas
(1992), los cuales se integran y articulan
para conformar la disciplina contable. En
esta dirección, Arrintong (1997) expresa
la necesidad de incorporar en los procesos
de investigación contable los aspectos
lingüístico, hermenéutico y sociopolítico,
como un mecanismo fundamental para
consolidar las bases de la ciencia contable.
Sobre la base de la teoría de la acción
comunicativa, destaca que en el campo de
la ciencia, para el abordaje de la naturaleza
del conocimiento y su construcción, el
investigador no puede asumir una postura
objetiva de la realidad, pues para alcanzar
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procesos de entendimiento respecto a
un fenómeno social determinado, debe
establecer una relación subjetiva con el
objeto basada en la reexión, interpretación,
argumentación y crítica constante del
fenómeno analizado, lo cual constituye la
base para la construcción social de la realidad
a través del discurso. Por ende, bajo la teoría
de la acción comunicativa el conocimiento
cientíco se valida en la medida que se
somete a la crítica por parte de la comunidad
cientíca.
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