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ESTUDIO DEL ESTADO DEL ARTE SOBRE LA
PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN LA GESTIÓN
BLICA
STUDY OF THE STATE OF ART ON CITIZEN
PARTICIPATION IN PUBLIC MANAGEMENT
Martha Hernández
marthayanira@gmail.com
Universidad de los Andes, Mérida, Venezuela
RESUMEN
El desempeño de los Estados debe ser exible a los cambios que se producen en el entorno
y la exigencia de participación ciudadana. Se presenta un estudio del estado del arte sobre la
participación ciudadana en la gestión pública, clasicándola en cinco secciones que forman
parte de un todo. Cada sección desarrolla en forma de síntesis la visión de diversos autores
identicando el objetivo de sus trabajos, así como también los elementos y aportes más
destacados en cada uno de ellos. En el trabajo se documenta la evolución del concepto de
participación ciudadana, valorando los aportes de los autores sin tomar posición personal
por ninguno. Este análisis bibliográco tiene como nalidad identicar las ventanas que
quedan abiertas sobre este importante tema. La participación ciudadana profundiza la
democracia participativa y debe ser sostenible. La participación ciudadana en las políticas
públicas posee algunas limitaciones referidas fundamentalmente con la voluntad política,
organización ciudadana y condición económica de los miembros de la sociedad. El uso de
la tecnología auxilia a la ciudadanía y estimula el involucramiento de la misma en la gestión
pública y su evolución. Por su parte, los ciudadanos en su rol de contralores, requieren que
se generen más instrumentos de cohesión social y participar de las decisiones en las políticas
públicas. Para que la participación pública sea exitosa se debe superar la relación privilegiada
que posee la agenda política sobre la agenda social. Es necesario igualmente desarrollar
una institucionalidad fuerte, que involucre a los ciudadanos en los asuntos públicos.
Palabras clave: Participación Ciudadana, Estado, Gestión Pública, Democracia,
Tecnología.
Recibido: 4 de julio de 2018 revisión aceptada: 25 de octubre de 2018
Correspondiente al autor: marthayanira@gmail.com
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ARTÍCULO CIENTÍFICO:Estudio del estado del arte sobre la participación ciudadana en la gestión pública
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ABSTRACT
e performance of the States must be exible to the changes that occur in the environment
and the demand for citizen participation. A study of the state of the art on citizen
participation in public management is presented, classifying it into ve sections that are part
of a whole. Each section develops a synthesis of the vision of various authors identifying the
objective of their work, as well as the most outstanding elements and contributions in each
one of them. e work documents the evolution of the concept of citizen participation,
assessing the contributions of the authors without taking a personal position for any. is
bibliographic analysis aims to identify the windows that remain open on this important
topic. Citizen participation deepens participatory democracy and must be sustainable.
Citizen participation in public policies has some limitations that are fundamentally
related to the political will, citizen organization and economic condition of the members
of society. e use of technology helps the citizenry and stimulates the involvement of
the same in public management and its evolution. For their part, citizens in their role as
comptrollers, require that more instruments of social cohesion be generated and participate
in decisions in public policies. For public participation to be successful, the privileged
relationship that the political agenda has on the social agenda must be overcome. It is also
necessary to develop a strong institutional framework that involves citizens in public aairs.
Keywords: Citizen Participation, State, Public Management, democracy, technology.
1. INTRODUCCIÓN
El desempeño de los Estados debe ser exible
a los cambios que se producen en el entorno
y la exigencia de participación ciudadana, la
cual responde a la necesidad que poseen los
ciudadanos de obtener soluciones efectivas
para los problemas sociales, económicos y
políticos que le aquejen. Estas soluciones
pasan por el manejo eciente de los recursos
públicos en atención a las necesidades
y el desarrollo de una gestión pública
transparente, en la que puedan tener acceso a
información completa, veraz y oportuna, así
como participar en la toma de las decisiones
de política pública.
En atención a lo anterior, la profesora Christi
Rangel ha señalado que se han detectado al
menos cuatro aspectos necesarios para este
n, a saber: a) marco institucional estable y
ecaz; b) acceso a la información completa,
oportuna y vericable, donde la reserva sea
la excepción; c) participación del ciudadano
en un ambiente habilitante y, d) la rendición
de cuentas como un canal de doble vía y
permanente (C. Rangel, Comunicación
personal, 9 de enero, 2018).
Se presenta un estudio del estado del arte
sobre la participación ciudadana en la gestión
pública, clasicándola en cinco secciones
que forman parte de un todo: participación
ciudadana y democracia; participación
ciudadana y políticas públicas; participación
ciudadana y el uso de la tecnología; el papel
contralor de la participación ciudadana;
limitaciones de la participación ciudadana. En
cada sección se desarrolla en forma de síntesis
la visión de diversos autores identicando el
objetivo de sus trabajos así como también los
elementos y aportes más destacados en cada
uno de ellos.
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En el trabajo documenta la evolución de
dicho concepto para entender los distintos
enfoques desde los cuales se ha estudiado,
valorando los aportes de cada uno de los
autores sin tomar posición personal por
ninguno de ellos. Este análisis bibliográco
tiene como nalidad identicar las ventanas
que quedan abiertas sobre este importante
tema.
2. La participación ciudadana en la
gestión pública
2.1 La particxipación ciudadana y
la democracia
Para adentrarnos en el concepto de
Participación Ciudadana, en este primer
bloque desde el punto de vista de la
democracia, Paz, N. (2003) ofrece una
perspectiva distinta sobre la participación
ciudadana, un paradigma diferente y, plantea
que la misma trasciende la democracia
representativa e involucra a los ciudadanos
de manera directa en la toma de decisiones,
como contralor de las acciones del poder
público, para alcanzar el desarrollo pleno del
individuo y lograr mejores condiciones de
vida en sociedad.
Para evitar que los representantes se alejen
de los intereses de los representados, Paz,
N., expone que existen mecanismo de
control político en manos de los ciudadanos:
participando directamente en los asuntos
públicos, o mediante la desobediencia civil
entendida como un mecanismo legítimo de
participación política. En el caso venezolano
que estudia la autora, ambos aspectos están
contenidos en la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela y adquieren la
condición de derechos constitucionales.
Concluye Paz, N. en su estudio sobre el caso
venezolano, que la participación ciudadana
se ve debilitada ya que el estado privilegia el
aspecto político sobre el social y el económico.
Sostiene que la participación ciudadana
profundiza la democracia participativa y
enfrenta erróneamente a la democracia
representativa, que es una exigencia de la
constitución y que la misma prevé a lo largo
de su texto los mecanismos participativos.
Dentro de esta misma idea, Ursino, S. (2007),
desarrolla un trabajo que busca vincular
el concepto de democracia y participación
ciudadana, así como también conocer la
Planicación Estratégica como herramienta
de gestión municipal, tomando como caso
de estudio el municipio La Plata Argentina.
Expone que la calidad de la democracia
está vinculada no solo con la solidez de las
instituciones, sino también con la relación
entre la ciudadanía, el estado y los derechos
sociales.
Ursino, S. (2007) destaca que la planicación
estratégica exige un trabajo articulado entre
la ciudadanía y el estado que genera alianzas
entre los diferentes actores para promover
el desarrollo económico, político y social.
Concluye que un plan estratégico se trata
realmente de un contrato político entre el
estado y la sociedad civil.
En apoyo a lo anterior, Canto, M. (2010)
destaca en su trabajo que la participación
ciudadana en la vida pública ya no es algo que
deba ser fundamentado, pues es una realidad
en los diversos países, y que lo necesario de
estudiar es la efectividad y la eciencia de los
instrumentos a través de los cuales se hace
posible.
Canto, se interroga ¿qué tan efectivos son
estos instrumentos?, ¿cuál es el alcance real
que tiene la inuencia ciudadana sobre las
políticas públicas?, ¿obedece ésta a la oferta
gubernamental o es más bien resultado
de la demanda social? Arma, que el uso
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efectivo de los instrumentos de participación
ciudadana disminuye la discrecionalidad de
los funcionarios públicos, que es importante
que la ciudadanía tenga acceso a información
veraz y oportuna, que la organización de
la sociedad civil es fundamental para que
el proceso de participación ciudadana sea
efectivo y, que debe existir conanza en la
relación entre el gobierno y el ciudadano.
Los alcances de la participación ciudadana en
los asuntos públicos es otros de los puntos de
interés de Canto, M. (2010), el mismo expone
que es indispensable la descentralización,
pues para el ciudadano es más fácil incidir
en un gobierno que este más al alcance de
su mano y desde este nivel ir impulsando los
cambios necesarios. De abajo hacia arriba.
Canto, M. (2010), concluye señalando que
existen por lo menos dos retos fundamentales,
el primero sobre sobre la sostenibilidad de la
participación ciudadana, que hace necesaria
la integración entre el gobierno y la sociedad
para el diseño de políticas públicas dirigidas
a profundizar la participación y a fortalecer
el capital social, donde el estado participe
con un rol más de facilitador. El segundo,
un rediseño del estado que incorpore la
participación ciudadana en los diversos
ámbitos, desde donde se pueda dar análisis
comparativos del efecto de la participación
ciudadana sobre los resultados y la posibilidad
de construir interfaces entre los distintos
niveles de gobierno.
2.2 La participación ciudadana y
políticas públicas
Sobre la participación ciudadana y las
políticas públicas, Díaz, J. (2011) expone una
serie de conclusiones producto del estudio de
la participación ciudadana en Perú. Entre sus
hallazgos se destacan: El marco normativo
debe responder a una redistribución y
organización más democrática del poder; y
entre los principios establecidos debe estar
además de la inclusión social, igualdad de
oportunidades, equidad, eciencia, ecacia
y tolerancia, el de la corresponsabilidad la
participación ciudadana es un acuerdo entre el
gobierno y los ciudadanos-; entre los espacios
y mecanismo de participación se distinguen
por lo menos 3 grupos, el directo mediante
referéndum, el de concertación y gestión
mediante consejos de coordinación, y el de
consulta, control y proposición mediante
cabildos abiertos, iniciativas legislativas,
gobiernos transparentes, entre otros.
Las limitaciones que se han encontrado,
según el autor, en su mayoría responden a:
1) poca voluntad política por parte de las
autoridades que originan incumplimiento
de los acuerdos; 2) estructuras municipales
no preparadas para acoger la participación
ciudadana en la gestión pública; 3)
autoridades procedentes de organizaciones
políticas débiles y opuestas a innovaciones de
la democracia; 4) la participación ciudadana
se produce más por demanda social que
por iniciativa del estado - contrariando
las instituciones establecidas para ello-; 5)
debilidad de las organizaciones sociales en
la exigencia del respeto a sus derechos; 6) la
pobreza y exclusión de importantes sectores
de la sociedad, y por último pero no menos
importante, el enfrentamiento entre la
democracia participativa y la representativa
como sistema político.
Pese a lo anterior, Díaz (2011) concluye que
se observa una mejora en la participación
ciudadana y que la misma se desprende
fundamentalmente de ONGs tanto en el
área rural como la urbana. Sorprende que
los gremios de profesionales y sindicatos de
trabajadores no tengan un papel relevante en
estos procesos participativos lo que atribuye
a la falta de renovación y alternancia de los
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dirigentes así como a la cooptaciónde los
gobiernos de turno. La participación de los
jóvenes aunque va en aumento aún no es
signicativa.
Por su parte, Di Virgilio, M. (2013) busca en
su trabajo una noción que permita incorporar
los procesos de participación ciudadana
en los procesos de ejecución de políticas
públicas. En el mismo, se toma como premisa
que la participación ciudadana responde
directamente a la solución de problemas
concretos de la sociedad y no es permanente.
Ante esta premisa Di Virgilio, M. (2013) se
interroga sobre ¿cuáles son las condiciones
que propician la participación ciudadana en
una determinada política pública? Sostiene
que, las condiciones que benecian esta
participación pueden resumirse en: 1)
mecanismo de participación abiertos a sus
beneciarios o actores involucrados; 2)
interés maniesto por individuos y grupos
de participar; 3) suposición de utilidad, por
parte de los usuarios, de la participación
ciudadana en la política o programa público.
Aunado a lo anterior, Di Virgilio, M. (2013)
explica que la participación ciudadana no debe
ser de manera obligada en todas las etapas de la
política o programa público, para ello dene
seis etapas: a) diagnostico o línea de base,
donde los ciudadanos pueden identicar sus
necesidades y preferencias indicando también
las prioridades de los mismos; b) diseño del
programa, aportando información acerca de
cómo visualizan que la política o programa
público dará respuesta a sus demandas; c)
asignación de presupuesto, bienes o servicios,
interviniendo junto a los funcionarios
públicos en la toma de decisiones acerca de
la asignación de los recursos; d) ejecución del
programa, realizando actividades concretas
dentro de la política o programa público;
e) seguimiento y monitoreo, haciendo
seguimiento a los indicadores de gestión y
recolectando información sobre los avances,
también pueden aportar información
para la elaboración de los indicadores; f)
evaluación, solicitando información acerca
de los resultados, o realizando sus propias
evaluaciones, esto último es más difícil en
virtud de que se requiere capacidades técnicas
y acceso a la información completa sobre el
mismo.
Di Virgilio, M. (2013) apoyándose en
Martínez Nogueira (2007) clasica los grados
de participación ciudadana según el tipo de
política o programa público, y señala que
responden fundamentalmente a dos criterios:
1) la naturaleza de las tareas operativas
involucradas, el grado en que sea posible
programarlas, y hacerlas homogéneas, y 2) la
interacción requerida con los destinatarios del
programa o política pública. Hay programas
que requieren la cooperación permanente y
activa de los usuarios.
Di Virgilio, M. (2013) concluye que la
participación ciudadana en las políticas
pública no se puede considerar como un
proceso homogéneo, hay que diferenciar en
las etapas del programa, así como también su
tipo, para poder evaluar la efectividad de la
misma.
Otro de los trabajos sobre participación
ciudadana es el que la autora Díaz, A (2017)
ofrece, en el cual se realiza una revisión de las
implicaciones técnicas y políticas que conlleva
la participación ciudadana que pasa por la
mejora del diseño de la oferta institucional.
Desde esta perspectiva, Díaz, explica que la
participación ciudadana no se trata de un
concepto neutral, detrás de él hay normas,
valores y objetivos distintos. La participación
ciudadana se enfrenta a dos planteamientos
sobre el desarrollo de las políticas públicas;
por un lado, que el gobierno responda a las
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demandas de los ciudadanos, y por el otro,
que las decisiones sean tomadas conforme a
consideraciones técnicas profesionales que
se alineen con los objetivos de eciencia
y ecacia en el manejo de los recursos
públicos.
Existe un conceso sobre la participación
ciudadana en las políticas públicas como
deseable, pero esto no la excluye de posibles
desacuerdos y de la necesidad de hacerla
operativa. Por ello es necesario, plantea
Díaz, preguntarse para cada caso: ¿para
qué se requiere de la participación?, ¿qué se
busca obtener con ella? y ¿cuál es la mejor
manera de integrarla en el diseño de la
política o programa en cuestión?
Pese a importantes esfuerzos que se
han dado a lo largo de varias décadas,
explica Díaz, los intentos por lograr una
participación ciudadana efectiva no han
cesado. Los desafíos no se reducen con
el tiempo, y la democracia exige a los
gobierno la participación mancomunada
con los ciudadanos y no actuar de manera
unilateral. La participación ciudadana es
esencial para hacerle frente a los problemas
económicos y sociales, echando mano de la
corresponsabilidad.
En la medida en que hace necesario la
integración de los aportes de los ciudadanos
con la experticia técnica para el desarrollo
de soluciones a los problemas públicos,
indica Díaz, también es imprescindible
la combinación adecuada de los aportes
de cada uno en las diferentes etapas del
programa o política pública. Tomando
como premisa que si bien la participación
ciudadana implica retos y costos
operacionales, también implica benecios
en el ámbito político y el social.
Para diseñar mecanismo de participación
ciudadana ecientes, concluye Díaz,
es necesario que los gobiernos denan
los objetivos que buscan mediante esa
participación y los efectos que se busca
generar. Estos objetivos deben ser precisos
y estar dirigidos a cubrir las fallas de
información que poseen los expertos, en
búsqueda de legitimidad y equidad. No
se debe utilizar la participación ciudadana
como una simulación, la misma debe
ser producto de un diseño racional y
estratégico conforme a los objetivos. Lo
contrario generaría la desconanza de
los ciudadanos. No hay mecanismos de
participación ciudadana buenos ni malos,
su efectividad responde a los objetivos
que persiga. La oferta institucional para la
participación, debe estar dirigida a corregir
las limitaciones de unos actores con las
potencialidades de los otros.
2.3 Participación Ciudadana y el
uso de la tecnología
El uso de la tecnología para hacer más
eciente la participación ciudadana en la
gestión pública también ha sido objeto de
diversas investigaciones. Aguirre, J. (2013)
en su estudio se propone responder las
siguientes interrogantes: ¿qué límites de la
participación ciudadana pueden rebasarse
con las redes sociales cibernéticas?, ¿cuáles
son las plataformas o redes sociales
cibernéticas correlativamente apropiadas
para los distintos objetivos y procedimientos
de la participación ciudadana?
Aguirre, J. (2013) arma que se pueden
combinar estos dos espacios ya que, por un
lado las redes sociales poseen poder político
mediante el activismo online, y por el otro,
la participación ciudadana en acciones
gubernamentales tiene posibilidad real
para transformar las condiciones sociales y
fortalecer la democracia.
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La debilidad de la democracia participativa,
aunada a la precaria participación ciudadana,
señala el autor, hace necesario transitar de
la gobernabilidad (verticalidad estatal) a la
gobernanza (simetría entre estado, ciudadanos
y redes sociales) y para ello es menester superar
lo mecanismos tradicionales de los medios
de comunicación. Los medios tradicionales
tienen un alto nivel de inuencia, pero no
sobre la esfera política y gubernamental donde
se toman las decisiones, arma Aguirre.
Aguirre propone, que la participación
ciudadana debe superar los sistemas
burocráticos y permitirse proponer una
amplia deliberación acompañada de
corresponsabilidad, las redes sociales son un
importante mecanismo para estimularla y
alcanzar sus objetivos, dado que se propaga
en tiempo real y no posee barreras ni censura.
Adicionalmente las redes exigen nuevos
derechos como la educación electrónica,
gestión gubernamental electrónica,
diversicando la participación. La intención
es provocar la deliberación para construir
democracia. En conclusión las redes
sociales auxilian la participación ciudadana,
superan la ausencia de algunos instrumentos
institucionales, así como la asimetría de la
información, y comunica a los ciudadanos
con sus representantes políticos y las élites
de poder, estimulan el involucramiento y la
responsabilidad ciudadana en gestión pública
y su evolución.
En las investigaciones que pertenecen a esta
categoría, se encuentra también la de Sánchez,
J. (2015) quien realiza un estudio sobre La
participación ciudadana como elemento
clave en la etapa socio-céntrica del gobierno
abierto, para ello realiza una exploración sobre
la evolución de la participación ciudadana en
Latinoamérica.
Sánchez, comienza por precisar que la
participación ciudadana no signica decidir,
sino inuir en las decisiones tomadas por el
ente gubernamental. Aunque públicamente
los funcionarios públicos aceptan la
participación ciudadana, en realidad se
oponen por pensar que pierden el control
sobre los procedimientos y sus resultados.
Entre las consideraciones en contra de la
participación ciudadana señala: 1) generación
de élites que dicultan la participación; 2)
exclusión de sectores ciudadanos menos
organizados para impulsar sus demandas;
3) informalización de la política al abrirse
canales de representación distintos a los
institucionalizados; 4) se corre el riesgo de
captura de recursos indebidos por parte
de grupos locales; 5) no racionalización
de las acciones gubernamentales dada la
propagación de demandas; 6) disminución
de la conanza en las instituciones
representativas.
Pese a lo anterior, Sánchez explica que en una
democracia contemporánea la participación
ciudadana tiene muchos argumentos a favor:
1) control del poder; 2) acceso a la información
pública; 3) transparencia; 4) dirección de
los asuntos públicos con fundamento en el
interés público, entre otros.
En América Latina la participación
ciudadana ha pasado de ser tímida, a jugar
un papel importante en el diseño y ejecución
de políticas públicas. Se ha establecido
como elementos central de un gobierno
abierto, que a su vez ha signicado un reto
mayúsculo ya que su propio concepto aún se
encuentra en construcción y se va deniendo
en función de las experiencias logradas en
las distintas sociedades. Sin embargo, un
gobierno abierto posee dos características
fundamentales; la primera de ellas es que
existe una interacción constante con los
ciudadanos para escucharlos y atenderlos;
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la segunda, trabajar mancomunadamente
con los ciudadanos para aprovechar sus
potencialidades tales como: saber cosas”,
conseguir cosas”, y “crear cosas”.
Concluye Sánchez en el estudio que la
administración pública empieza a entender
que necesita incorporar al ciudadano
en el diseño de las políticas públicas, no
tanto por los factores políticos, como
por la simple necesidad de acertar en el
diseño. Conforme a la clasicación dada
por la OCDE (Organización para la
Cooperación y Desarrollo Económicos),
aunque se ha iniciado el proceso, todavía se
requiere mayores estrategias para lograr la
participación activa de los ciudadanos y que
los mismos puedan incidir en la toma de las
decisiones sobre la cosa pública.
Retomando el papel de los medios de
comunicación, Peña, C. (2016), ofrece
un trabajo sobre el rol de los mismos en la
legitimación de la democracia participativa;
para ello utiliza como caso de estudio al
estado colombiano, en virtud de que en
Colombia la democracia participativa está
consagrada en la Constitución desde 1991.
Señala Peña, que la comunicación al igual
que la prensa, al ser un proceso humano
posee muchas debilidades y limitaciones. Sin
embargo, resulta clave para la construcción
de la agenda pública. Los gobiernos
promueven la participación ciudadana en
su rol de contralor, garante del bienestar
social en todos los niveles: nacional, regional,
municipal, y en los departamentos, y esta
participación ciudadana encuentra apoyo en
los medios de comunicación.
Los medios de comunicación, plantea el autor,
implican para los ciudadanos una fuente
constante de información sobre las decisiones
públicas, que no es posible alcanzar mediante
los procesos comunicativos internos de las
instituciones. Por tanto, la información
transmitida por los medios de comunicación
debe ser objetiva y cumplir con su misión de
mostrar la realidad para que los ciudadanos
puedan deliberar, construir sus propias
opiniones y participar activamente en dichas
decisiones; evitando así las acciones públicas
unilaterales por parte de los gobernantes.
Salvo aquellas que deban ser tomadas por
razones de seguridad pública.
Concluye Peña, que la historia revela que
mientras más información genere y aporte
los gobernantes, más democrática es la
sociedad. Toda información que sea de
interés público debe ser puesta al servicio de
los ciudadanos, el periodismo y los medios
de comunicación son apoyo importante para
lograr este objetivo. Una sociedad informada
entiende que su participación en la gestión
pública va más allá del voto. Para que exista
la democracia participativa, debe existir un
ciudadano comprometido con la gestión
pública y para ello el ejercicio del periodismo
y el papel de los medios de comunicación es
decisivo.
Otra de las propuestas en relación al uso
de las tecnologías para la participación
ciudadana, es la que presenta Hernández, J.
et al (2013), que tiene como objetivo realizar
un acercamiento epistémico para comprender
los nuevos mecanismo de participación
ciudadana y el uso de las tecnologías de
información y comunicación (TIC) en la
opinión pública.
La participación ciudadana, plantean los
autores, debe entenderse en dos dimensiones,
la política y la del espacio público. Los cuales
tienen tres elementos importantes para
garantizar los derechos constitucionales de
los ciudadanos, a saber: la participación en
el ámbito social, mediante el fortalecimiento
del tejido social a través de sus organizaciones
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formalmente establecidas; la participación
en el ámbito comunitario donde se produce
una relación directa del ciudadano con el
estado mediante los programas de asistencia
social, técnica, material, entre otras, todo esto
desde la perspectiva de un estado protector;
y por último, las experiencias autónomas de
la sociedad civil que interviene como sujeto
social ante el estado.
Por su parte, la participación política, en
opinión de los autores, esta referidas a las
acciones que los ciudadanos realizan para
inuir en un proceso político determinado
con el n de obtener un resultado deseado.
Estas acciones puedes resumirse en: a) la
composición de cargos de representación; b)
intervenir actitudes de políticos; c) intervenir
otros actores relevantes como empresas,
ONG y otros; d) manifestaciones públicas en
rechazo a alguna decisión tomada por el ente
gubernamental; e) participación en partidos,
gremios, sindicatos, entre otros.
Sobre la tecnología, reeren los autores, las
mismas aumentan la posibilidad de interacción
de muchos ciudadanos, mediante chats,
correos electrónicos, revistas electrónicas,
redes sociales y todas las herramientas
que las TIC ofrecen para comunicarse. La
participación de los ciudadanos mediante
las redes sociales no está restringida solo a su
comunidad o municipio, sino que se impacta
al estado, país o región. Internet ofrece
múltiples posibilidades para relacionarse,
obtener información, seleccionar contenidos,
teniendo presente que estos últimos puedes
ser conables o no, pero en todo caso puede
solo tomar del ciberespacio lo que desee o
decidirse a publicar en él.
Hernández, J. et al (2013), se apoyan
en Martínez (2008), para realizar una
clasicación de los usuarios de las TIC,
deniendo: 1) usuarios lectores, no realizan
aportes a la red; 2) usuarios productores,
son activos y aportan a la red; 3) usuarios
reactivos, son aquellos que responden a
iniciativas de otros usuarios, foros, encuestas,
entre otros; y 4) usuarios proactivos, que son
parecidos a los productores, pero estos crean
sus propias páginas, blogs, entre otros.
Todo lo anterior incide directamente en
lo conocido como opinión pública, la cual
los autores la denen como el resultado
que se busca con posiciones públicas de los
ciudadanos a través de los medios digitales.
Sin olvidar que interacción pública mediante
las TIC se fundamentan en la libertad de
expresión, el pluralismo, la tolerancia, el
respeto, lo que a su vez fortalece el carácter
democrático del estado.
Concluye Hernández, J. et al (2013), que las
redes sociales, han permitido, que cualquier
ciudadano independientemente de su rol en
la sociedad, como gobernante, funcionario
público, dirigente político, gremial o sindical,
o sencillamente como parte de la sociedad,
pueda difundir sus ideas y las mismas tengan
repercusiones en el espacio público. El avance
tecnológico ha producido conocimiento
y ha tenido a internet como un canal de
distribución de información mundial.
2.4 El papel contralor de la
participación ciudadana
Otro de los estudios realizados en el ámbito de
la participación ciudadana, es el presentado
por Recalde, E. (2013), quien expone la
participación ciudadana como mecanismo
de vigilancia de la gestión pública. Esta
investigación parte de la premisa de que
el estado busca adecuarse a su nuevo rol
como estado moderno y en él, abandona su
intervención en la economía y, en al ámbito
social comparte funciones con los ciudadanos
y busca ampliar los límites de la democracia.
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Lo anterior, señala Recalde, exige una
redenición del rol de la ciudadanía, la cual
deja de ser objeto pasivo y receptor, para
asumir uno proactivo e involucrado en la
solución de los problemas sociales. Esta
nueva ciudadanía se asume como solidaria
y corresponsable de lo que sucede en la
sociedad.
La participación ciudadana desde esta
perspectiva, explica la autora, se convertirá en
un referente de una nueva ciudadanía, ya que
va a posibilitar la inclusión de importantes
sectores sociales en el sistema político, y esto
a su vez permitirá superar grandes males de
la gestión pública como: el clientelismo, el
autoritarismo y el paternalismo. En otras
palabras ampliará los límites de la democracia.
Este enfoque de participación ciudadana
la circunscribe al ámbito administrativo,
alejándola del espacio político. No obstante
este mismo proceso de transmisión de
propuestas y debate ciudadano ha permitido
alcanzar esos niveles. El resultados de estos
esfuerzos, indica Recalde, se pueden resumir
en cuatro aspectos: a) superación de los
límites de la participación solo en la esfera
administrativa ligada a los servicios públicos;
b) superación del discurso de los organismos
internacionales sobre la participación
ciudadana a nivel meramente instrumental; c)
supresión de la concepción que refuerza el rol
de la participación ciudadana desde el sector
privado en detrimento de su integración a la
gestión pública y; d) construcción de nuevas
formas de participación política más allá de la
privatización y la cogestión, que hagan posible
enfrentar los problemas de superación de la
pobreza, exclusión y dominación política por
parte de algunos sectores.
Concluye Recalde, que para superar
la pobreza es necesario generar más
instrumentos de cohesión social en la
democracia, y participar en la toma de
decisiones en las políticas públicas. Esta
participación a su vez se traduce en control
social y político del estado. No basta con
disponer de las herramientas legales y técnicas
para propiciar la participación ciudadana,
también es necesario que los gobiernos
diseñen e implementen presupuestos, canales
de coordinación y personal capacitado que
se traduzca en resultados concretos en este
ámbito. Es indispensable que exista voluntad
política para que el ejercicio pleno de la
ciudadanía sea efectivo y se profundice la
democracia.
En este mismo orden de ideas, Meza, A. y
Gillezeau, P. (2014) presenta un trabajo que
tiene por objeto el estudio de la participación
ciudadana como estrategia de control de
gestión en la administración pública regional,
tomando en consideración la necesidad
de instituir una administración pública
que permita mejorar y fortalecer el sistema
democrático.
Meza y Gillezeau revelan que la participación
de la sociedad civil en la gestión pública,
primero fue concebida en el marco de una
política populista como un sistema de
redistribución de benecios, y luego con las
reformas del estado, como un mecanismo
para obtener credibilidad y legitimidad que
permitiera recuperar la conanza en las
instituciones y echar a andar la democracia
participativa.
Los autores señalan que participar no
signica solo elegir, lo cual corresponde a
la democracia representativa, ni se reere a
colaborar con algunos programas públicos
de desarrollo comunitario, sino que se
centra en la participación de los ciudadanos
en la toma de decisiones, el ciudadano es
coparticipe también de la evaluación y el
control de las políticas públicas en todas
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sus fases. Explican apoyándose en Molina
(2008, p.36) que existen al menos dos tipos
de participación ciudadana, a saber: 1.
Participación Institucional, que es aquella en
que se incorpora a la ciudadanía directamente
en el proceso de toma de decisiones y la
2. Participación no Institucional, que se
realiza desde afuera de las instituciones
gubernamentales con el propósito de inuir,
pero sin formar parte de las decisiones.
El control social, explican Meza y Gillezeau,
debe entenderse como la participación
ciudadana en todas las fases de la política
o programa público, y el mismo debe
realizarse bajo esquemas de eciencia,
ecacia, economía, transparencia y equidad.
Los contralores deben recibir información
exacta y oportuna de los presupuestos y los
resultados. El control exige la existencia
de un plan para poder seguir su proceso,
con datos reales, programas y normas que
permitan ir haciendo la evaluación a lo largo
de la ejecución.
Meza y Gillezeau plantean que se requiere
de desarrollo de instrumentos que permitan
a los ciudadanos poder estimar la evolución
de la política o programa público que se
esté desarrollando. En conclusión, plantean
que para lograr una efectiva participación
ciudadana en el control de la gestión
pública se pueden aplicar los siguientes
criterios: 1) desarrollar mediante un
equipo interinstitucional los lineamientos y
estrategias a seguir; 2) conectar las acciones
municipales con los proyectos nacionales;
3) impulsar la participación ciudadana
convenciéndola de que su participación en
la gestión se traduce en transparencia en los
procesos; 4) redenir los proyectos que se
encuentren en curso para poder obtener de
los mismos la información necesaria para que
produzca la participación de la ciudadanía
en ellos; 5) utilizar criterios corporativos
con participación ciudadana planicada;
6) adoptar tecnologías de seguimiento que
permita realizar el control sobre la gestión
en tiempo real. Estas estrategias generaran
que difícilmente los organismos públicos
puedan evadir el control ciudadano de la
gestión pública y a su vez generan cambios
internos y de las predisposiciones tanto de
los funcionarios como de la gestión en su
conjunto.
2.5 Limitaciones de la participación
ciudadana
En lo que concierne a las limitaciones de
la participación ciudadana, Delamaza,
G. (2011) desarrolla una investigación
que tiene como objetivo analizar los
principales mecanismos institucionales
de participación ciudadana en políticas
públicas y para ello toma como caso de
estudio, los resultados obtenido durante
los últimos veinte años en Chile, en el
propósito de desarrollar el espacio público
de deliberación democrática.
Señala Delmarza, que en Latinoamérica la
participación ciudadana es aún muy poca,
esto ha sido producto de la complejidad
del proceso para toma de decisiones. Sin
embargo, se han producido experiencias
con avances signicativos en especial en el
plano constitucional para el reconocimiento
de la misma como un derecho constitucional,
así como otras leyes y reglamentos,
incluso a niveles regionales y locales por
iniciativa propia. Los trabajos realizados
sobre estas experiencias latinoamericanas,
revela el autor, arrojan resultados que
coinciden en que el éxito en la gestión
pública no depende de la sola existencia de
mecanismos de participación ciudadana,
sino de la capacidad que posea la sociedad
para exigirlos, así como también del
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compromiso de los funcionarios públicos
para hacerlo viable.
El balance entre Estado y sociedad civil no
es de suma cero, sentencia el autor, uno de
ellos no debe debilitarse para que el otro se
fortalezca y mientras más vínculos y redes
existan entre la sociedad y el estado menos
grave será la ausencia de institucionalidad
en caso de que se presente. Actuar desde el
espacio de la gobernanza con movimientos
sociales, redes críticas además de los
actores institucionales y representativos,
fortalece la producción de políticas públicas
exitosas.
La participación ciudadana, explica
Delmarza, fortalece al menos tres áreas
políticas: a) genera mecanismo de decisiones
sobre temas que no fueron debatidos
durante el proceso electoral; b) sirve para
adicionar diversas organizaciones políticas
ante problemas complejos; c) genera
inclusión social al incorporar la expresión
de sectores normalmente no organizados.
Resumiendo, Delmarza plantea diversas
limitaciones para la que la participación
ciudadana arroje resultados exitosos: a) la
modernización del estado cuyo objetivo es
la eciencia de los servicios públicos; b) las
agendas sectoriales variadas y dependientes
en buena medida de las agendas políticas;
c) las contradicciones de la agenda política
que pese a un signicativo número de
mecanismos de participación no arroja los
resultados esperados de la misma; d) la
diversidad de las modalidades consultivas
para la participación, la experiencia lleva
a pensar que los problemas no surgen de
los mecanismos sino de los criterios de su
conformación.
Dalmarza concluye, que la
institucionalización alcanzada es débil y
genera la desvinculación de los ciudadanos
con los asuntos públicos, acarreando
desigualdades de acceso a las decisiones
públicas e irrelevancia de los mecanismos
desarrollados. El avance de la participación
ciudadana y su capacidad transformadora,
está directamente vinculada con la
coherencia y articulación interna de las
instituciones en la gestión pública.
CONCLUSIONES
La participación ciudadana profundiza la
democracia participativa y debe ser sostenible,
la misma exige un trabajo articulado entre la
ciudadanía y el estado para generar alianzas
estratégicas donde el estado actué más en un
rol de facilitador. La planicación producto de
esa alianza debe ser tomada como un contrato
entre ambos actores, estado y sociedad civil,
donde este último tenga la posibilidad de
poder realizar análisis comparativos sobre
los resultados e interactuar con los diferentes
niveles de gobierno.
La participación ciudadana en las políticas
públicas posee algunas limitaciones referidas
fundamentalmente con voluntad política,
organización ciudadana y condición
económica. La participación no es un
proceso homogéneo en todas las etapas
de la política o programa público, y que
es necesario que los gobiernos denan los
objetivos y los efectos deseados que buscan
mediante esa participación. No se debe
utilizar la participación ciudadana solo para
obtener legitimidad, porque eso generaría
desconanza en los ciudadanos.
El uso de la tecnología auxilia a la ciudadanía
y estimula el involucramiento de la misma
en la gestión pública y su evolución. Sin
embargo, se requiere mayores estrategias para
la lograr que esta participación sea activa y
permita acertar en el diseño de las políticas
públicas. Para que exista democracia debe
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existir un ciudadano comprometido con
la gestión pública y tanto los medios de
comunicación como las redes sociales juegan
un papel fundamental. El avance tecnológico
ha producido conocimiento y ha tenido a
internet como un canal de distribución de
información mundial.
Por su parte, los ciudadanos en su rol de
contralores, requieren que se generen más
instrumentos de cohesión social y participar
de las decisiones en las políticas públicas. No
es suciente contar con el marco legal, es
necesario que los gobiernos diseñen canales
de coordinación con la sociedad civil y exista
la voluntad política para el ejercicio pleno de
su derecho a participar. Para que exista control
ciudadano sobre la gestión pública, deben
cumplirse por lo menos cuatro criterios:
coordinación entre los diversos niveles de
gobierno; transparencia en los procesos,
información veraz, oportuna y completa;
corresponsabilidad entre los actores, estado y
sociedad civil y; uso de la tecnología adecuada
para realizar el seguimiento y la evaluación.
En resumen, para que la participación
pública sea exitosa se debe superar la relación
privilegiada que posee la agenda política
sobre la agenda social; esta última debe estar
dirigida a cumplir su objetivo fundamental,
superar la pobreza y brindar mayores
benecios a los ciudadanos. Es necesario
igualmente desarrollar una institucionalidad
fuerte, que involucre a los ciudadanos en
los asuntos públicos para poder alcanzar
la coherencia y articulación que exige
la participación ciudadana en el diseño,
ejecución, y control de la gestión pública.
La participación ciudadana debe expresarse
tanto en el ámbito administrativo de los
gobiernos en los diferentes niveles como en
el ámbito político del país.
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